"Hoy quiero confirmar que fuimos nosotros quienes matamos al ministro del Interior, y lo hago con voz firme y alta", declaró el portavoz de Al Shabab, Sheikh Ali Mohamud Raghe, en un comunicado.
Ayer, el ministro somalí resultó muerto en un ataque con explosivos que se produjo en su domicilio de Mogadiscio; según dijeron a Efe fuentes de su familia y de su servicio de seguridad, Hassan fue asesinado por una de sus sobrinas, de 19 años, que hizo explotar la bomba que llevaba cuando se encontraban los dos juntos.
Sin embargo, Raghe afirmó que es "ridículo" decir que fue una chica joven quien mató al ministro: "No fue ella, fue Al Shabab quien puso una bomba debajo de la cama, y eso es algo que debilita al Gobierno".
"Ayer, el 10 de junio, Al Shabab consiguió llevar a cabo el asesinato de un ministro y quiero dar las gracias a todos los que nos ayudaron a triunfar en nuestra misión", agregó Raghe.
Al Shabab urgió además a todos los ministros del Gobierno a que dimitan de sus puestos para que los radicales islámicos no tengan que matarles. "Los tanques de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) nunca os protegerán lo suficiente", señala el comunicado.
Por su parte el presidente de Somalia, Sharif Sheikh Ahmed, condenó el asesinato durante el funeral de Hassan y lo calificó como un hecho "muy impactante y un horror".
"Condeno el atentado con una voz lo más firme posible, es terrible e inaceptable", dijo el presidente.
El representante de la ONU en Somalia, Augustine Mahiga, calificó el atentado de "asesinato cruel": "este ataque debe ser condenado por todos aquellos que quieren ver como Somalia vuelve a la paz y la seguridad".
"La violencia minoritaria que lleva a cabo unos ataques tan viciosos no debe perturbar el actual proceso de paz", apuntó Mahiga.
Desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, Somalia ha vivido una constante guerra civil y carece de un gobierno efectivo, mientras su territorio lo controlan milicias integristas islámicas, señores de la guerra tribales y en algunos casos grupos de bandidos armados.
La debilidad y el enfrentamiento entre las instituciones transitorias somalís ha permitido a la milicia radical islámica de Al Shabab, vinculada a Al Qaeda, acrecentar su poder y su dominio territorial en los últimos años.
Ese grupo pretende derrocar al Gobierno transitorio y establecer un estado musulmán de corte wahabí en el Cuerno de África.