El Partido Laborista estrena nuevo dirigente a la vez que arranca hoy de forma oficial en Manchester (norte de Inglaterra) su tradicional Congreso Anual, el primero que afronta el grupo en la oposición tras más de una década en Downing Street.
Gracias al aval crucial de las fuerzas sindicales de este país, y con un estrechísimo margen de ventaja (de 1,3 puntos), Ed Miliband superó el sábado al otro gran favorito para asumir el liderazgo laborista, su hermano mayor, David, quien se quedó a las puertas del sueño de toda una vida.
Si el ex titular de Asuntos Exteriores contó con más respaldos por parte de parlamentarios y miembros del grupo, fue el empujón sindical el que inclinó la balanza, finalmente, hacia el menor de los hermanos en un giro dramático.
Esa simpatía del ala sindical se ha convertido automáticamente en un blanco de los tories, que consideran que la elección del pequeño de los Miliband como cabeza visible del principal grupo opositor inclinará al laborismo más hacia la izquierda.
El nuevo líder ha querido desmarcarse al respecto al reivindicar su autonomía y aclarar que no es “el hombre de nadie”.