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España

Un respiro en el desempleo pese a los malos resultados

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Los datos del paro en la provincia el pasado mes de noviembre no son en absolutos buenos, aunque hayan dado un cierto respiro, al incrementarse una media del 2,87%, una cifra preocupante pero casi un punto menos que la media andaluza y más de tres puntos con respecto a la media nacional, lo que permite pensar que, quizás, se esté logrando frenar esta tendencia alcista de los últimos meses y que, sin que se haya tocado techo, sí se empiece a vislumbrar en el horizonte que algo está cambiando de forma positiva, un panorama que podría verse también beneficiado si el denominado ‘Plan Zapatero’ de inversiones públicas gestionadas por los ayuntamientos, al que se debe sumar el que ya se anuncia desde la Junta con las mismas características, tiene en las distintas ciudades de la provincia el reflejo que todo el mundo confía.

Pero este respiro no debe ocultar nunca la realidad. Y ésta refleja claramente que poco más de cuatro mil personas se han quedado sin trabajo en el último mes en la provincia y que 143.549 se encuentran en esta misma situación y con unas perspectivas que no son especialmente alentadoras, sobre todo cuando se le oye el vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, asumir que el desempleo puede seguir subiendo el próximo año a nivel nacional, a pesar de que ya prácticamente se está en los tres millones de españoles sin trabajo. Y el problema de hablar de estas cifras es que se empieza a perder la verdadera noción de lo que representa y del drama que conlleva no sólo a todos los afectados y sus familias, sino a su entorno, ya que con cada desempleado se reduce el gasto, lo que repercute en el comercio y en las empresas y, finalmente, se acaba generando nuevamente más paro. Por eso, hace falta menos declaraciones tremendistas como las del propio Solbes y más planes como los del Gobierno central y el autonómico para impulsar tanto la creación de empleo como para evitar que se siga destruyendo el poco que ya queda. Esta crisis, como coinciden todos los expertos, es mucho más grave que las predecesoras, tiene un carácter demasiado global y necesita, por tanto, ayudas y mecanismos públicos extraordinarios para intentar paliar sus efectos. Y eso sólo se logran con inversiones y dando una confianza que aún no se ha alcanzado

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