Coincidirán conmigo en que las formas son importantes. Habrán oído e incluso recurrido a aquello de perder la razón por las formas. Y es que las formas son la expresión pública de pareceres y circunstancias, lo malo es cuando estas enmascaran una realidad que no siempre coincide con la razón.
Es el uso interesado de las formas como colador para dejar pasar esas “impurezas” que otros filtros no dejarían pasar, una práctica en la que nuestros dirigentes se hacen fuertes. En muchas ocasiones, les he hecho referencia al Boletín Oficial del Estado como lectura obligada en estos días de pandemia y en una ocasión más, he de dirigirles a él.
El problema radica, ahora, que recurrir a él no se reduce a un interés propiamente informativo. No es suficiente con consultarlo para saber qué municipios son cerrados perimetralmente o qué comercios reciben la bendición para abrir sus puertas a un público cada vez menor. Hoy todos nos echamos las manos a la cabeza por lo que incluye la publicación.
No se dejen engañar, obviamente el Boletín es el heraldo que transmite la orden. Sus hojas no son completadas por una mano invisible, simplemente se limita a poner en negro sobre blanco las intenciones de un gobierno maniatado por su lugarteniente. ¡Uy! Perdón, que no les he hecho referencia al quid de la cuestión… ¡Claro!, se olvida uno de que las lecturas continuadas de decretos leyes, uno detrás de otro, hace que el ojo se vuelva vago y se olvide del tan temido BOE.
Pues nada, que resulta que durante la pandemia -por ahora, sólo durante ella-, la ocupación sin violencia o intimidación se despenaliza. Sí, como lo oyen, si no existe violencia o intimidación, la forma de evidenciar la necesidad de muchas familias es despenalizar el asalto a la propiedad privada. Como si el mero hecho de afincarte -nunca mejor dicho- en una propiedad ajena sin ser invitado no fuera de por sí un acto de violencia. Como si el mero hecho de no atender a las peticiones de desalojo no fuera en sí un acto de intimidación… Si es que las formas no son sólo los círculos y los cuadrados y mucho menos, en esto de vivir en sociedad, la ausencia de ellos.