La encrucijada que se presenta es cuanto menos complicada en su resolución final. Una ciudad que busca su reinvención en torno al río ve ahora cómo los intereses ajenos interrumpen y borran de un plumazo los proyectos venideros. Por una parte, la oposición mostrada por partidos y colectivos sociales es unánime y clara: “los terrenos de La Puntilla no se venden”.
Todos, a excepción del PSOE local, han dejado patente su desacuerdo a que la Autoridad Portuaria subaste unos terrenos con los que encuadra dentro de un proyecto futuro de ciudad. Un lugar privilegiado y con unas perspectivas cuanto menos demasiado apetecibles. Todo ello por 7.373.000 euros.
Eso al alza, el tiempo dirá si la cantidad es incluso inferior a su apuesta inicial.
Terrenos públicos que por su ubicación y expansión debieran ser una fuente de progreso y “oportunidades”, tal y como el pasado verano se recordó nuevamente por parte del Ayuntamiento en el encuentro mantenido con administraciones, colectivos y empresarios.
Paralelamente a la presentación y con el paso de los meses, se conoce ahora las intenciones de subastar un terreno que debiera haber sido gestionado y ordenado urbanísticamente por el propio municipio, que ve ahora cómo una apuesta local será, si nadie lo remedia, un elemento a vender en manos ajenas y con un rédito y un beneficio puesto en duda.
¿Cuándo gana El Puerto?
Las críticas se suceden ante una operación que resulta cuanto menos complicada de mantener y argumentar. Y es que El Puerto se desprende de un patrimonio incalculable ante una operación impuesta y unilateral.
Las opiniones generadas hablan abiertamente de un “negocio especulativo” en suelo público para generar ingresos a un ente ajeno a la población. La venta de los 113.648 metros cuadrados frenan, de esta manera, el desarrollo de un espacio que choca frontalmente con “el progreso de la ciudad”, apunta el que debiera de haber estado al tanto de las maniobras, al ser el responsable del Área de Urbanismo, Antonio Fernández y primer teniente de alcalde.
La operación encuentra cierta similitud con lo acontecido tres décadas atrás con la construcción de Puerto Sherry. Al igual que entonces, la costa es motivo de deseo y de controversia. “Es indignante que siempre que un bien público puede convertirse en negocio, aparezcan en escena los políticos bisagra, entre lo público y lo privado, que venden lo que es de todos a cambio de dinero fresco para tapar sus malas gestiones. Así pasó con Apemsa y así parece que lo intentan con estos recursos públicos”, apunta el Foro Social. Nuevo capítulo que escribe la ciudad. Es por ello que no se pierde la ocasión en recordar lo sucedido tiempo atrás.
“Los comunistas nos quitaron La Colorá y ahora los socialistas La Puntilla”, señalan los que comprueban con inquietud e impotencia el destino de uno de los enclaves aún por urbanizar y que mejor pudiera servir para enlazar la zona sur con la margen del río. El de las oportunidades que debieran revertirse y no perderse.
... Y De la Encina guarda silencio
Había interés y cierta intención en conocer la opinión del alcalde David de la Encina y su postura al respecto. A pregunta de este medio, y tras las afirmaciones que cada formación política a las que se van sumando los distintos colectivos sociales, el primer edil aguarda y prefiere el silencio ante la citación que mantendrá antes del encuentro con dicho ente. Lo cierto es que la prudencia parece ser la táctica utilizada por De la Encina ante un tema que empieza a encontrar la reprobación de todos, en un asunto del todo impopular a todas luces. Su postura, como la de su partido, no es cómoda ante su argumentación final.