Hacía más de tres años que no volvía a Mawey, una taquería de la calle Olid donde dos chicos jóvenes que venían de Punto Mx comenzaban el sueño de enchilar Madrid. El sueño ha crecido y se ha hecho mayor, han añadido otra sucursal en la calle San Bernardo además de otro proyecto más informal enfocado en el delivery como es el ‘Cartel de Mawey’.
Aunque en México las taquerías es comida popular, hecha básicamente de materias primas no muy rimbombantes, aquí se le da una vuelta de tuerca para utilizar productos notables
El local es un semisótano, algo lúgubre, donde la primera sala con mesas altas y una barra si reciben la luz del sol. El comedor, interior, es una sala pequeña, decorada con motivos del país aztecas, sillas y mesas de apariencia incómoda pero que luego no lo son tanto.
La carta, con aproximadamente dos decenas de platillos, es muy apetecible. La mitad de ella son tacos, no podría ser de otra manera ya que son los reyes de la casa. Pero tampoco puede faltar un buen guacamole casero de entrada, en este caso, muy parecido al que preparaban en el extinto Punto Mx de Roberto Ruiz, en el que predomina el sabor a guacamole por encima de todo, sin tomate por supuesto, señal inequívoca de que los aguacates son de primera calidad.
Empieza el festival de tacos, qué por supuesto regamos con una margarita, en este caso y por recomendación del personal una de maracuyá, deliciosa. El primer taco que llega a la mesa es nuestro favorito, por favor pruébenlo, el ‘gobernador’, con queso Oaxaca y polvo de kikos. Sigue con un fuera de carta, creativo y que se sale de la norma y de los sabores del país azteca, de chipirones con romescu, para acercarse a sabores más mediterráneos.
Otro taco creativo, también ejemplo de la buena materia prima con la que se trabaja en esta casa es el de brisket de wagyu con crema de elote y tajín de dos chiles, otra delicia. Menos convincente fue el siguiente un taco campechano, excesivamente graso en mi opinión. Terminamos la parte salada con el delicioso taco de atún rojo con salsa pipián XO, otra delicia que nos llevamos.
La parte dulce resulta sorprendentemente buena, ya que en este tipo de locales suele ser una asignatura pendiente. Tanto su tarta de lima-maracuya con polvo de frambuesa como su tarta de queso con panela rayan el sobresaliente.
En resumen, una taquería gourmet con precios medios, producto notable y un gran oficio detrás. Que pena que a menudo no sepamos apreciar un buen taco, por favor si tienen la oportunidad, conózcanla.