El Ayuntamiento de Jaén devuelve a la ciudad el entorno de la Estación, el Rey Fernando y el subsuelo de Coca de la Piñera
Hace algo más de un año, publiqué en la Tribuna Local un artículo titulado “La Cenicienta de Jaén”, en el que relataba las sucesivas desventuras de la Plaza de Coca de la Piñera a lo largo de los últimos años. El episodio de la destrucción de la fuente central en la plaza fue el más disparatado de la serie, prolegómeno ominoso de la construcción de un aparcamiento en un área con abundancia de aguas subterráneas que hacen muy arriesgado cualquier intento de socavamiento. Un querido amigo me ha proporcionado el documento gráfico del momento mismo del fuenticidio, que tuvo lugar el 7 de diciembre de 2005; confío en que VIVA JAÉN publique este testimonio, ya histórico, y paradigma de terquedad prepotente y política de hechos consumados.
Tres años
Han transcurrido desde entonces más de tres años. Y aunque el nuevo gobierno municipal tranquilizó a la sufrida vecindad descartando la construcción del parking, es lo cierto que el deterioro de la plaza sigue en progreso. Es, con mucho, en este momento, la más deslucida y abandonada de la ciudad. Resulta notable la paciencia y tolerancia de los vecinos, que a estas alturas aún no han promovido una protesta formal en pro de su adecentamiento. Pero, hete aquí que recientemente nuestras autoridades municipales se han puesto en marcha, y al calor de la inminente remodelación de la Estación de Autobuses, nos descubren sus decisiones al respecto. Y las noticias son buenas, a fe mía. El Ayuntamiento de Jaén devuelve a la ciudad el entorno de la Estación de Autobuses, el hotel Rey Fernando, el subsuelo de la Plaza Coca de la Piñera y el de la propia estación, resolviendo la deuda contraída con Olivencia por más de dos millones de euros. La alcaldesa explica que se va a recuperar el esplendor de antaño en este espacio urbano, y que “la pretensión de construir un aparcamiento fue un profundo error”, por el que el anterior equipo de gobierno municipal debería pedir disculpas. Gracias, señora Peñalver, pero no aspiramos a tanto. Nos conformamos con que la plaza reciba un trato similar al de otras varias que, con mayor o menor fortuna, han sido reformadas.
No me duelen prendas, y considero que en este problema la llegada del gobierno municipal actual ha sido providencial. Y, volviendo de nuevo al cuento de marras, nuestra Cenicienta, humilde pero en el fondo bella y merecedora de un mejor trato, está a punto de recuperar su zapatito de cristal. Lo de “a punto” es posible que sea pecar de optimista. Pero, en la vida y en estos tiempos que corren, si uno no tiene algo de ilusión, está muerto.