“Marifé de Triana” ya descansa en paz donde quería. En el Cementerio de San Miguel, en Torremolinos, donde también reposan desde hace ocho años los restos mortales de quien fuera su gran amor y compañero, José María Alonso Calvo.
Eran casi las dos y media de la tarde cuando José, el hermano de María Felisa Martínez López, la ya mítica “Marifé de Triana”, acompañado por la sobrina de la finada, María Jesús, y otros familiares, junto al alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, eran testigos de primera fila de la colocación de la lápida que inmortaliza la morada de esta gran artista, en un cementerio de San Miguel que a duras penas acogió en su interior a una ínfima parte de las personas que, durante toda la jornada, quisieron dejar patente con su presencia el unánime respeto, admiración y cariño que tantos y tantos ciudadanos sentían por la cantante.
Ya en su última morada, Marifé escuchó innumerables sollozos y llantos, pero también alguna que otra improvisada interpretación de varias de sus canciones más celebradas.
Y todo ello en un ambiente impregnado de emoción y de un silencio roto reiteradamente por gritos espontáneos, incontenidos, desgarrados, que reivindicaban para la artista el título de “Emperadora de la copla” o “Reina de la canción”.
Unos pocos minutos antes el vicario parroquial de la iglesia de San Miguel, Jesús Pascual Martínez, en un templo abarrotado, al igual que la plaza pública donde se ubica, despedía la calidad humana y la categoría artística de Marifé, cuyos restos recibían un aplauso unánime cuando la comitiva iniciaba el corto trayecto hacia el cementerio.
Era el punto y final a dos intensas jornadas en las que Torremolinos fue el epicentro de la atención nacional y obligada referencia de programas informativos, por tratarse del municipio donde residía la última de las grandes estrellas de la copla andaluza.
Desde el mismo momento en que la Capilla Ardiente con los restos de Marifé quedó instalada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, el lugar se convirtió en punto ineludible de peregrinación para numerosas personas, sobre todo familiares, amigos y admiradores de Marifé, que no quisieron dejar pasar la ocasión de sentirse más que nunca cerca de ella.
Presidido por una gran fotografía en la que Marifé sonríe, y escoltado por dos agentes de la Policía Local con uniforme de gala, así como cuatro cirios, el féretro, a medida que pasaban las horas, todo el sábado y hasta el mediodía del domingo, se mostraba rodeado por coronas y ramos de flores remitidos por instituciones, entidades y particulares.
Al tributo floral del Ayuntamiento de Torremolinos se sumaron las coronas de los ayuntamientos de Málaga, Benalmádena, Alhaurín de la Torre; la de la Hermandad de Zamarrilla; la de Paco de Lucía y Pastora Soler, entre otras.
Y en todo momento, expresiones de cariño y admiración, a veces también en forma de una sencilla rosa colocada sobre el féretro cubierto por el Manto de la Virgen Nuestra Señora del Carmen de La Carihuela, a cuya Hermandad pertenecía Marifé y a la que reiteradamente expresó la artista su extraordinario cariño y devoción por la Patrona Honoraria del municipio.
Este mediodía, al cierre de la Capilla Ardiente, el alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, junto al resto de la Corporación, ocupaba la primera fila del Salón, en el que también comparecieron el delegado de Gobernación de la Junta de Andalucía en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, y el primer edil malagueño, Francisco de la Torre, después de que, la víspera, también hubieran visitado la Capilla la alcaldesa de Benalmádena, Paloma García, y su homónimo de Alhaurín de la Torre, Joaquín Villanova.
Acudieron a la Capilla, igualmente, centenares, hasta miles, de ciudadanos anónimos muchos de los cuales quisieron hacer uso del “Libro de Condolencias” puesto a su disposición por el Ayunta-miento, en cuyas páginas se plasmaron muestras de cariño de lo más diverso.
Y estuvieron también presentes gran número de amantes de la copla e intérpretes ilustres como Gracia Montes, muy afectada por la desaparición de su gran amiga; Macarena del Río; Marina Heredia… y el eterno “Fosforito”; “Chiquetete”; María José Santiago y muchos representantes de la nueva generación de la copla, entre ellos Antonio Cortés.
La familia, por su parte, entre las incontables expresiones de condolencia, recibió sendos mensajes de los Reyes de España y el ministro de Cultura, José Ignacio Wert.
Era el punto y final a dos intensas jornadas en las que Torremolinos, que le rindió homenaje como “Turista de Honor” y que dio su nombre a una gran avenida, quiso volcar todo su afecto hacia “Marifé de Triana”, en un sentimiento que no tardó en encontrar un rotundo eco en el resto de España, como quedó acreditado a través de los medios de comunicación.
“Marifé de Triana”, pues, ya descansa en paz en Torremolinos. Donde se la acogió con enorme cariño y donde, a menudo, demostró su calidad humana que muy pronto le granjeó el aprecio popular, más allá de la admiración hacia una artista que, desde hoy, ocupa ya una página entre los mitos de la cultura española.