Quiero dejar claro mi absoluto apoyo a la construcción de pasarelas, puentes o incluso túneles que unifiquen las dos orillas del río Guadalete. ¿Quién no ha soñado con circular por la calle Valdés y aparecer directamente en la carretera de Valdelagrana sin necesidad de atravesar el centro? Hagamos un repaso de lo que tenemos.
Comencemos por la primera pasarela, construida en 2012. Aunque tiene su encanto, en mi opinión, es claramente la más innecesaria, ya que su cercanía al puente de San Alejandro hace que solo se gane unos 5 minutos caminando.
Con la segunda pasarela, necesitaré explayarme un poco más. En noviembre de 2022, se anunció que aprovecharían un remanente de la EDUSI para acometer esta obra, que finalizaría en abril-mayo de 2023 (un anuncio con claros tintes electoralistas) y, lo más importante, que nos costaría 332.000 €. En diciembre de ese mismo año, la cifra ascendió a 927.000 € debido al aumento en el precio de los materiales y, finalmente, en enero de 2024, el Ayuntamiento tuvo que asumir el coste total de 2.200.000 € tras perder la financiación de la EDUSI por falta de gestión.
Por si este maremágnum fuera poco, este verano supimos que una de las empresas que realizaba la obra, implicada en el caso KOLDO, ha entrado en quiebra, lo cual ha dejado la obra nuevamente paralizada hasta mínimo 2025.
Ahora hablemos de la tercera pasarela o puente rodado. Aquí surgió un debate, ya que, según el extinto PGOU, este iría desde la Plaza de la Pescadería. Sin embargo, algunos argumentaban, con razón que, si parte de su objetivo es reducir el tráfico en el centro, lo ideal sería que no estuviese ubicado en el casco antiguo y que partiera desde Valdés. Parecía que ese sería el caso, pero, por ahora, no. Volvemos al proyecto original, y la tercera pasarela o puente rodado partirá desde la futura Plaza de la Pescadería hasta la glorieta del Bahía Mar.
Obviamente, tanto por la experiencia vivida como por la manifiesta capacidad de nuestro gobierno actual, tendremos que ser cautelosos y seguir fiscalizando. Pero, independientemente de la gestión o lentitud de nuestros gobernantes, es un proyecto que me entusiasma; ya no tanto por la mejora en la conexión con Valdelagrana (que preferiría desde Valdés), sino por la oportunidad de recuperar una entrada a la ciudad con un marco inmejorable: el paseo Fluvial, una nueva Plaza de la Pescadería, un edificio de Aduanas rehabilitado, junto con el Resbaladero y el Castillito de fondo.
Con suerte, ¡vaya fotón podrán hacer nuestros bisnietos!
