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Sevilla

El Museo de Bellas Artes exhibe esculturas recuperadas de Montañés y Juan de Mesa

Esta exposición denominada ‘Mártires de Japón’ estará expuesta hoy dentro de la programación de la ‘Noche en Blanco’, exhibiendose al público por primera vez

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  • Tallas de los mártires japoneses -

El Museo de Bellas Artes de Sevilla, dependiente de la Consejería de Cultura y Deporte, se suma a la programación de la 'Noche en Blanco' en Sevilla 2024 con la exposición 'Mártires del Japón’. Tres esculturas recuperadas', una muestra en la que se exhibirán por primera vez al público, tras un delicado proceso de restauración, las tres tallas donadas en 1928 por González Abreu, y que representan a San Diego Kisai, San Juan Soan Goto y San Pablo Miki, atribuidas a Montañés y Juan de Mesa.

La consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, ha felicitado al equipo del Museo de Bellas Artes, encabezado por su directora, Valme Muñoz, por su labor en el cuidado y la difusión del patrimonio artístico andaluz, al tiempo que ha subrayado el apoyo de su departamento a la 'Noche en Blanco', iniciativa auspiciada por la sociedad civil "con una programación singular e innovadora", en la que los ciudadanos podrán ver el trabajo de restauración de las tallas, según informa en una nota de prensa.

Dos de las esculturas restauradas, la de San Pablo Miki y San Juan Soan de Goto, están atribuidas al escultor Juan de Mesa, y la tercera, la de San Diego Kisai, ha sido vinculada por la crítica especializada al taller del maestro Juan Martínez Montañés. Las tres piezas ingresaron en la colección del Museo gracias a la donación que realizó González Abreu en 1928 y hace más de 50 años que no se exhibían públicamente en la pinacoteca sevillana.

La atribución de San Juan Soan de Goto, explican desde el Museo hispalense, se justifica en el parecido de ésta con otras tallas del artista cordobés, como la Virgen de las Angustias de Córdoba, también realizada en 1627, año de la beatificación de los mártires. Una similitud que alcanza también al maniquí interior tallado de ambos santos japoneses y de la dolorosa cordobesa, que resultan casi idénticos. Ambos artistas contaban con una amplia trayectoria de encargos promovidos por la Compañía de Jesús para Sevilla y América.

La exposición de estas tres tallas articuladas, sin telas sobrepuestas, permite apreciar su sistema constructivo, tan frecuente en el arte barroco y que en la mayoría de las ocasiones queda oculto. Los tres mártires, que llevan el hábito de los jesuitas, presentan brazos articulados en hombros, codos y muñecas dejando claro que irían recubiertos posteriormente con vestidos que, como en el caso de San Pablo Miki, cubren la unión artificial de la cabeza al cuerpo o los ensambles de las manos a los brazos.

Esta muestra temporal es, por tanto, una ocasión única para contemplar la restauración de estas imágenes 'vestideras' del arte sevillano, que no se exponían desde hace más de 50 años en este espacio museístico, y conocer su curiosa estructura articulada. La intervención en estas obras, a tamaño natural, ha permitido recuperar el estado original de las piezas que se exhibirán hasta después de las fechas navideñas.

Con esta exposición el Museo de Bellas Artes de Sevilla vuelve mostrar a los ciudadanos el trabajo de restauración de las obras, haciendo pública la metodología empleada, acompañado de una selección de material fotográfico generado durante el proceso.

El Museo en la Noche en Blanco

Además de esta exposición temporal, el museo hispalense ofrecerá un concierto de jazz a cargo de Vandalia Trío, a partir de las 22,00 horas. La entrada será libre hasta completar el aforo.

El origen de las tres tallas Las tres esculturas de los mártires de Japón proceden de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Sevilla y, aunque carecen de fecha, debieron ser encargadas con motivo de la beatificación de los mártires en 1627, acontecimiento que propició su culto público.

Los religiosos, nacidos en Japón y convertidos al catolicismo (Pablo Miki, Juan Soan de Goto y el hermano lego Diego Kisai) formaron parte del grupo de 27 cristianos que murieron crucificados en la ciudad japonesa de Nagasaki el 5 de febrero de 1597.

Treinta años más tarde de aquel suceso fueron beatificados por el Papa Urbano VIII y, finalmente, declarados santos en el año 1892.

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