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Sevilla

La Mariana Pineda de Lorca borda el taconeo en La Bienal casi un siglo después

El Maestranza acoge el estreno de ‘Pineda’, la obra que marca el debut de Patricia Guerrero como directora artística del Ballet Flamenco de Andalucía.

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Pineda, la obras del Ballet Flamenco de Andalucía.

Pineda, la obras del Ballet Flamenco de Andalucía.

Pineda, la obras del Ballet Flamenco de Andalucía.

Pineda, la obras del Ballet Flamenco de Andalucía.

Aquel dicho que habla de que “no cabía un alfiler" aplicó a la perfección en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, que agotó las localidades para ver en La Bienal ‘Pineda’, la obra que marca el debut de Patricia Guerrero como directora artística del Ballet Flamenco de Andalucía.

Y ha sido un lleno con acuerdo. Desde primera hora todo el elenco al mando de Guerrero ha dado el do de pecho para sacar a la luz su arte con este montaje inspirado en el drama de Mariana Pineda recreado por Federico, con ilustres del mundo de la danza entre el público, como Cristina Hoyos, que no ha querido perderse la forma de interpretar el Ballet el texto lorquiano.

A falta de diálogos, el flamenco ha hablado en el teatro del Paseo de Colón sevillano, bajo la batuta de una de las coreógrafas más innovadoras del panorama actual, que ha cogido el testigo de continuar su legado como referente internacional del arte jondo.

Con la puntualidad que requiere se ha iniciado un espectáculo intenso, con el cuerpo de baile ataviado con tonos marrones, repartiendo flamenco por el escenario, hasta que ha aparecido una Mariana Pineda vestida de verde Andalucía, con enagua blanca para completar la bandera que más defendió Federico hasta que fue asesinado.

Dice la web de la Bienal que este festival “no solo se vislumbra como una celebración de la herencia flamenca, sino como un espacio de encuentro entre la tradición y la modernidad, entre generaciones y territorios”. Y Patricia Guerrero lo ha entendido a la perfección, trayendo a Mariana al presente más flamenco pero sin restarle un ápice del dramatismo con el que Lorca la estrenó en 1927. Un dramatismo llevado al papel sin matices por un jovencísimo Lorca, que la sacó de su mente entre 1923 y 1925.

La intensidad del taconeo y el baile

Con pausas perfectamente marcadas para que el público interrumpiese con aplausos, Patricia Guerrero ha estado al mando de Álvaro Aguilera, Ángel Fariña, Araceli Muñoz, Claudia Calle, Hugo Aguilar, Lucía Fernández, María Carrasco, Pablo Egea y Sofía Suárez, con Amparo Lagares y Manuel de Gines al cante, las guitarras de Jesús Rodríguez y José Luis Medina y la percusión de David “Chupete”.

Todos han contribuido a construir en el inmenso teatro sevillano el texto lorquiano con quejíos y tacones, con escenas en el guion con nombres como ‘La conspiración de la bandera’, ‘Si bordas, borda unos vestidos’ o ‘Como la enamorada de un marinero loco’.

‘Yo soy la libertad herida por los hombres’ ha sido la elegida para el cierre, y siempre con el ambiente que cita que Lorca escribió Mariana Pineda “con apenas veinte años y con un fuerte sabor romántico”, tal como declaró en una entrevista tras su primer estreno.

El origen de la obra se remonta a la infancia granadina de poeta y al encuentro del niño Federico con la estatua de bronce de la heroína liberal, “altiva sobre la columna, sueltos los cabellos, en el cielo la mirada, apretando contra el cuerpo la bandera de la libertad”, recuerda la sinopsis que ha adaptado el Ballet andaluz, que enfatiza que en el inicio de su carrera como dramaturgo, el poeta sintió el imperativo poético de convertir aquella “honda impresión de la infancia” en una obra de teatro.

Toda la fuerza expresiva del poeta

La Mariana Pineda de Patricia Guerrero ha pasado del verde y blanco al malva. Se rodea de drama y de jondo. Es todo un reto que haya querido que sea esta precisamente su primera dirección al frente del Ballet Flamenco de Andalucía, explorando “toda la fuerza espiritual y expresiva del poema dramático de Lorca”, en lo que define como “un poema dramático bailado”.

Cómo consigue la directora del Ballet que la intensidad no baje un ápice durante todo el espectáculo seguramente es un secreto que queda guardado en las cientos de horas que su equipo técnico y artístico ha pasado en locales de ensayo hasta presentarse esta noche en Sevilla, ante un teatro que solo podía asistir mudo y admirado al resultado del trabajo de un conjunto para sacar pecho de su existencia des de Huelva hasta Almería.

Dice Federico: “La escena no puede ser otra cosa que emoción y poesía: en la palabra, en la acción y en el gesto”, y Patricia lo ha plasmado sin paliativos.

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