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El IAPH finaliza la restauración del manto de la Virgen del Pasmo de Bollullos

Los trabajos de restauración, desarrollados en once meses, se han basado en el respeto absoluto al original, recuperando su integridad física

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  • Manto de la Virgen del Pasmo de Bollullos Par del Condado -

La delegada de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta en Huelva, Teresa Herrera Vidarte, ha presentado este miércoles en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) los resultados de la intervención en el manto de Nuestra Señora del Pasmo, obra textil perteneciente desde 1937 a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Bollullos Par del Condado. Al acto también han asistido el director del IAPH, Juan José Primo Jurado, y el hermano mayor, Antonio Carlos Maraver Martín.

Según ha indicado la Junta, los trabajos de restauración, desarrollados durante once meses, se han basado en el respeto absoluto al original. La pieza ha recuperado su integridad física y podrá seguir manteniendo la función para la que fue creada, su uso procesional, siempre llevando a cabo una manipulación adecuada y con los cuidados pertinentes. El manto se ha tratado en los talleres del Instituto como un bien patrimonial, "sin falsearlo ni rehacerlo, y solo reponiendo, de forma reversible, elementos que sirven a su estructura".

En relación a su estado inicial se observaban roturas, desgarros y desgastes del terciopelo, además de hilos sueltos y faltas de bordado. Con la restauración realizada por técnicos del IAPH se han resuelto todos estos deterioros y se ha conseguido un efecto de armonía visual cuando se contempla la obra.

Por otro lado, una vez desmontado el manto se procedió a la eliminación de los depósitos de cera, en algunos casos con bisturí y en otros con espátula caliente y disolventes. Se procedió también, con minuciosidad y precisión, a limpiar el oscurecimiento del bordado metálico, mediante vapor frío y caucho espumado, explican los técnicos.

Asimismo, en el proceso de restauración se han estabilizado las zonas de riesgo de pérdidas o levantamientos del tejido y del bordado. Para ello, los materiales sueltos han sido fijados puntualmente, siguiendo su disposición original, gracias a un sistema de costura basado en la técnica del punto de restauración.

Además, se han reforzado y matizado las lagunas existentes con nuevos tules e hilos de seda tintados previamente para conseguir la reintegración cromática adecuada. Todos los tintes utilizados son sintéticos y estables a la luz y a la humedad. El forro y la blonda han tenido que ser sustituidos por unos nuevos, debido a su mal estado de conservación.

INTERÉS HISTÓRICO Y CULTURAL 

La vida material del manto resulta de "gran interés", ya que su origen está ligado a la Virgen de la Amargura de Sevilla, que procesionó con él hasta el Domingo de Ramos de 1893, cuando sufrió un incendio sin graves pérdidas. Su diseño había sido encargado tres años antes a Joaquín Díaz, mientras que su ejecución correspondió a Elisa Rivera. El bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda compró la pieza, reparó los daños provocados por el fuego y la vendió a la Hermandad del Amor para la Virgen del Socorro, que lució el manto por primera vez en 1905 y de forma continuada hasta 1930.

Es posible que esta antigua cofradía traspasara el bordado original a un nuevo terciopelo para la Exposición Mariana que se celebró en la Iglesia del Salvador.

Por otro lado, estudios del IAPH han puesto de manifiesto que fue pasado a otro soporte textil al menos una vez, ya que "son visibles, entre los bordados, restos de un terciopelo anterior".

El manto de la Virgen del Pasmo, confeccionado con cinco paños longitudinales, está realizado en tejido de terciopelo de seda de color negro, bordado con hilo metálico de plata sobredorada. La ejecución de este adorno responde a la técnica de hilos tendidos y punto de setillos, ladrillo, media onda y otras variantes propias de este tipo de bordados en oro.

Además, las piezas bordadas presentan un relativo volumen, producido por el relleno utilizado para su manufactura, como es característico a finales del siglo XIX, y aumentado porque se mantuvieron fragmentos del terciopelo original en el momento del pasado del bordado al actual soporte. Predomina una ornamentación de tallos y hojas de acanto, cardinas y palmas, de grandes dimensiones, con ondulaciones que ascienden desde la parte inferior hasta la zona de la corona. Se representan también varios tipos de flores y elementos vegetales alusivos por simbología a las virtudes de María.

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