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Borja Bastón castiga a un Málaga negado a domicilio

El Málaga perdió por 2-1 ante el Oviedo en un partido donde marcó Genaro y dio dos palos justo antes del gol en el 90' de Borja Bastón, que anotó un doblete

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  • Chavarría volvió a jugar 243 días después, aunque fue cambiado al descanso. -

Unos días es por mal comienzo, otros por concentración, otros muchos por falta de gol y alguno que otro por mala suerte. Hubo un poco de todo en la derrota del Málaga en Oviedo. Empezó perdiendo en una mala primera parte, se mejoró en la segunda y empató por medio de Genaro, se estrelló dos veces con el palo y murió bajo la lluvia con un segundo gol de Borja Bastón en el 90’, Ley del Ex incluida, que deja tocado al equipo por lo cerca que estuvo del triunfo. Bienvenidos a la Segunda División, donde si perdonas, no se suele recibir el mismo gesto de empatía.

José Alberto no dudó en decir durante la semana que no se esperara al mejor Chavarría, que había que tener calma con él. Y que "estaba cerca" de volver. También que Kevin andaba tocado del tobillo todavía. Este domingo, ambos fueron titulares. Al entrenador malaguista le gusta jugar al despiste. Despistado salió el Málaga al Tartiere, que solo amenazó en la primera parte con dos disparos lejanos de Paulino al principio y Genaro al Borde del descanso. A puerta, ninguno.

El Oviedo fue más equipo, se agrandó como local y golpeó primero con el balón parado. A los 19 minutos, Borja Bastón le ganó el saltó a Lombán y cabeceó un córner para volver a hacer realidad lo que ya todo el universo fútbol sabe. La ley del ex se cumple a rajatabla, y si es en contra del Málaga, más todavía (1-0). Otra vez los fantasmas que no por ser Halloween son una novedad: fuera de casa el equipo no funciona, es otro, es menos bueno.

Los 45 minutos iniciales se resumen en malas decisiones. Centros sin destino de Brian Cufré, pases errados de Genaro o Escassi, circulación de balón apática, sin verticalidad, y ningún pensamiento en volcar el juego a la banda derecha. Que Víctor Gómez, el mejor del equipo en las últimas semanas, no centrara ni una sola vez fue un síntoma, entre otros muchos, de lo que reflejaba el resultado.

Tras el descanso, Brandon y Haitam fueron los cambios de José Alberto, que entraron por un Chavarría, que apenas tocó bola, y Jozabed. El Málaga cambió de ánimo y se echó hacia delante, pasó a coger la batuta del juego, metió a Antoñín y a Javi Jiménez para renovar esa banda izquierda y encontró premio de tanto rascar.

 Fue en un episodio ya conocido, donde Víctor Gómez la pone y Genaro remata. El de Lugo fue un golazo, el de Oviedo lo fue también. El movimiento de Genaro para rematar, su giro de cuello para darle potencia y dirección o el envío preciso del lateral malaguista. Difícil elegir con cuál quedarse en el gol del empate (1-1, min. 75).

Movió el banquillo el ‘Cuco’ Ziganda, los ovetenses buscaron rebelarse y el descaro de Jorge Pombo obligó a los malacitanos vigilar bien los costados. Con el chaparrón cayendo en el Carlos Tartiere, en dos minutos, el Málaga pasó por un larguero de Haitam, un paradón de Dani Martín y un disparo al palo de Antoñín. En el noventa, el drama. Un gol de cabeza de Borja Bastón, en racha esta temporada, aniquiló las esperanzas del Málaga, que ya no tuvo tiempo de levantarse del rapapolvo. Cinco partido después, reencuentro con la derrota... otra vez fuera de casa.

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