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Días de barrunto

Barbate Tracatrá

Son ochenta años de historia, una auténtica barbaridad. Una historia bonita y llena, como todas, de épocas mejores y otras no tanto

Publicado: 02/02/2025 ·
09:50
· Actualizado: 02/02/2025 · 09:50
  • Estadio de fútbol.
Autor

José Manuel Infante Gómez

Columnista mitad barbateño mitad madrileño. Redactor en web deportiva trescuatrotres.com

Días de barrunto

En palabras de su autor: "Intento decir lo que pienso pensando siempre lo que digo"

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En un campo lleno hasta la bandera, el duelo fratricida estuvo muy disputado. Este podría ser el breve resumen de la crónica de aquellos pocos partidos si entonces hubiesen existido la televisión local o este mismo periódico, sin ir más lejos.

En el Campo Municipal de Deportes resaltaban los colores de la bandera barbateña cada vez que se producía este enfrentamiento entre los equipos del pueblo.

En la zahorra (que el césped no estaba al alcance de todos) saltaban chispas ante el fervor de una afición que vivía su particular derbi, sin sentir envidia de los galácticos Real Madrid - Atlético de Madrid, Betis – Sevilla o Barcelona - Español.

Fueron solo unos pocos duelos (cinco o seis, si no recuerdo mal), pero en el pueblo se recuerda con mucho cariño aquellos tiempos en los que el boquerón, mucho más pequeño en cuanto a medios o historia, le intentaba plantar cara al más poderoso atún rojo.

Como norma habitual en este tipo de enfrentamientos, la mayoría de la gente se posicionaba a favor del equipo más débil. Pero lo que estaba claro es que los puntos, independientemente de caer a un lado u otro, se iban a quedar en nuestra localidad.

El Marino nació como alternativa a un Barbate Club de Fútbol que no pasaba entonces por buenos momentos. Lo mejor, sin duda, era el tercer tiempo. Una vez terminada la pelea deportiva, en alguno de los bares del pueblo, se podía ver a jugadores de ambos equipos comentando los pormenores del juego con unas cervezas de por medio.

Incluso recuerdo que, al menos en una ocasión, David venció a Goliat y los boquerones pasaron por encima de los túnidos.

Guardo, como supongo que mucha gente, recuerdos maravillosos de aquel inolvidable campo. Futbolero al cien por cien, crecí con los regates de Juan Bembe por la banda derecha y el espectáculo que ofrecían, una semana tras otra, aquellos juveniles (Daza, Diego, Viberti, Quintero, etc.) que se convirtieron, para muchos de nosotros, en el primer “Dream Team” que nos hizo disfrutar.

Más tarde, ya en el campo nuevo, seguí mientras pude al equipo donde jugaron apellidos amigos como Picazo, Carpio, Malia, Varo, Núñez o Domínguez, entre muchos otros.

Son ochenta años de historia, una auténtica barbaridad. Una historia bonita y llena, como todas, de épocas mejores y otras no tanto.

El artículo de hoy es para homenajear a los atunes rojos que, a base de goles, fueron escribiendo dicha historia. Pero me apetecía hacer una mención a aquellos boquerones azules que contribuyeron, poniendo su granito de arena al hacer más hermosa esa época, a engrandecer la leyenda futbolística de nuestro pueblo.

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