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Alcaraz se estrena con derrota ante el Celta

Lucas Alcaraz se estrenó como entrenador del Levante con una derrota frente al Celta de Vigo (3-0), en un partido en el que el conjunto valenciano, que continúa en caída libre, pagó su excesivo conservadurismo.

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Balaídos acogió un duelo entre dos equipos con estilos de juego completamente antagónicos. El Celta apuesta por un fútbol ofensivo, con una fuerte presión en campo contrario, mientras que su rival llegó a Vigo con una táctica clara: encerrarse en su área para esperar su oportunidad a balón parado o en algún contraataque.

El dominio celeste fue abrumador en el primer acto, pero la lentitud a la hora de mover el balón de los jugadores de Berizzo facilitó el trabajo defensivo a un Levante que renunció por completo al ataque.

Sin Orellana, sancionado por acumulación de tarjetas, el Celta volcó su juego hacia la banda izquierda, donde Nolito hacía daño con su velocidad. De una acción individual suya nació la primera ocasión del encuentro, a los seis minutos, pero el chileno Hernández remató demasiado alto.

Se fue apagando el equipo vigués, incapaz de superar el muro visitante, hasta que Santi Mina conectó con Hernández y éste sacó un preciso pase que el argentino Larrivey, en posición dudosa, aprovechó para alargar su idilio con el gol en Balaídos, donde siempre ha marcado.

No varió nada el guión del duelo pese al gol. El Levante siguió metido atrás, más empeñado en defender que en atacar pese a ir por detrás en el marcador. Y lo pudo pagar, pues al filo del descanso Larrivey rozó el doblete con un remate cruzado que se marchó lamiendo el poste, tras otra gran asistencia de Nolito.

Alcaraz movió ficha para ganar mayor protagonismo ofensivo, con la entrada de Xumetra y Víctor Casadesús en el intermedio, pero sus futbolistas continuaron sin asumir riesgos.

Al Levante se le agotaba el tiempo, así que en la última media hora dio un paso adelante en la presión, aprovechando un monumental bajón de su rival. El Celta tampoco sufría demasiado, pero un potente disparó desde la frontal de Ivanschitz, que repeló el larguero, bastó para enmudecer Balaídos y hacer reaccionar a los locales.

Y del posible empate a la sentencia, ya que Larrivey acabó con el sufrimiento a falta de cinco minutos, al recoger un rechace de Diego Mariño, quien en el último minuto cometió un grave error que penalizó a los suyos con un nuevo gol.

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