Mucho se habla de la dignidad del Betis en el terreno de juego. Del infame rendimiento que la mayor parte de los futbolistas béticos han exhibido en una temporada que ya ha forma parte de los anales de la historia verdiblanca como la peor que se recuerda.
La realidad es que tan suma catástrofe, ha sido consecuencia directa de la enorme ineptitud y la manifiesta incapacidad de un consejo de administración que contrajo la enfermedad y no pudo más tarde remediarla.
Pero el trance por el que está pasando la entidad heliopolitana; lejos de arreglarse y sentar las bases del futuro para intentar construir un proyecto deportivo con las personas adecuadas para llevarlas a cabo, el club continúa sumido en la más absoluta de las incertidumbres.
Una interminable lista sobre la mesa con múltiples opciones (o al menos eso es lo que se filtra), que sin embargo, no acaba por fructificar y salir a la luz pública de manera oficial. Y es que por las oficinas del Villamarín no existen noticias en lo concerniente a la dirección deportiva.
Mientras, futbolistas como Juanfran expresaban después del encuentro del pasado domingo sus dudas con vistas a conocer qué pretensiones de ventas y continuidades tiene prevista el club. La desbandada será importante, si bien tocará esperar al nuevo técnico.