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Curioso Empedernido

El bucle rutinario

Había una epidemia de admiración, y a nadie le importaba reconocer públicamente los méritos de los demás

Dicen  los expertos que el bucle ideal diario, es dedicar ocho horas al trabajo, ocho al sueño y ocho al descanso. Cierto es que cualquier rutina termina cansándonos y hay muchas ocasiones en que tenemos la tentación de dar un giro de timón a nuestras vidas.

Nos gustaría cambiar el paisaje que recorremos cotidianamente como si fuera diferente cada jornada, colocando jardines llenos de flores de todos los colores, donde solo había grandes bloques de pisos,  paseos peatonales con equipamiento deportivo, donde solo había grandes avenidas con saturación de tráfico de automóviles.

También  resultaba sorprendente el paisanaje y la gente caminaba charlando y mirándose a los ojos, y manteniendo los móviles en silencio. La gente se había vuelto educada y se saludaba, daba las gracias y cedía el  paso  los demás.

Todos habíamos recuperado la paciencia y no nos dejábamos presionar. Las potencias poderosas del mundo habían decidido darse una moratoria bélica de cien años y reducir los Presupuestos de Defensa en un 75 % y crear los Ministerios de la Felicidad.

La música inundaba las calles, y los alumnos y alumnas de los Conservatorios, hacían práctica con sus instrumentos en todos los barrios para deleite de la ciudadanía. La política había dejado de ser un escenario para el insulto y la descalificación. 

Había una epidemia de admiración, y a nadie le importaba reconocer públicamente los méritos de los demás. Todos se sentían orgullosos de los triunfos de los otros como si fuesen propios, Cuando nos despertábamos, tras tener felices sueños, los amaneceres eran sorprendentes hiciera sol o lloviera, soplara viento o hubiese una dulce calma.

Nos dábamos cuenta que lo que siempre     nos había parecido de una manera, era justamente de forma contraria. Que todos dejábamos huella con nuestras ausencias y presencias,  que la historia la escribimos cada día con episodios y acontecimientos distintos.

Era posible romper ese bucle rutinario en el que los manipuladores nos querían encerar, y comprobar que era posible conjugar la tradición y la innovación, la seguridad y la incertidumbre, la cantidad con la calidad, la osadía con la responsabilidad.

Tampoco alimentaremos nuestro talento si siempre permanecemos, quietos o inmóviles, o nos encerramos en la repetición, sin ser capaces de romper el círculo y tomar la iniciativa, yendo por delante de los acontecimientos para conseguir los logros deseados.

Si nos abrimos a nuevas experiencias para aprender, superando la estática y adoptando una actitud dinámica, en la que  más que con el saber tiene que ver con el ser, con nuestras emociones, sentimientos y sensaciones., nuestras capacidades creativas.

En definitiva, llegado este momento, tal vez ustedes piensen leyendo estas líneas que son un cuento, la expresión de un sueño, un ejercicio  de buenismo e ingenuidad o simplemente que me he vuelto loco de la noche  a la mañana.

Créanme  queridos lectores, y se los digo con toda seriedad y alegría  que es  provocar una reflexión entre todos, que si queremos, somos capaces de romper el bucle de la rutina, y siendo realistas podemos empeñarnos, sino todos, si la mayoría en construir una sociedad mejor, mientras nos quedaremos en casa y cívica y disciplinadamente por bien de todos, respetaremos el confinamiento por el COVID 19, y seguiremos aplaudiendo cada día a las ocho de la tarde a tantos héroes silenciosos. 

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