Todos los problemas tienen múltiples causas, y aunque nos quieran distraer con los síntomas, debemos ir al fondo para no quedarnos en el vacío sin sentido. Entre auges y caídas, triunfos y fracasos, mayorías y minorías, marchas y regresos, resolvemos las situaciones o las convertimos en conflictos sin remedio.
Resulta perverso que solo son buenos los que hacen lo que nosotros esperamos de ellos, y se dedican a convertir en fórmulas todo lo que son hallazgos, es la evidencia de que nos hemos quedado anclados en el tiempo y no somos capaces de aprender ni avanzar.
Cuando todo nos parece tabúes o convertimos en ídolos a cualquiera que pasa por nuestras vidas, hemos de entrenarnos en recuperar ilusiones y objetivos, procurando hacer todo lo posible porque las preocupaciones no nos bloqueen y veamos las aguas cristalinas y no turbias.
Negarnos a renovar nuestras ideas y sentimientos, es transformar nuestra realidad en una sociedad paralizada, es como los niños les decían a los dirigentes políticos en la Cumbre Climática “Rompéis nuestro sueño de vivir en un futuro mejor”
Recuperamos nuestras sonrisas cuando vemos que los problemas que nos preocupaban se resuelven por fin, vemos como tras los temporales llegan las calmas. Nos tranquilizaremos constatando que mucha urgencia y presión que nos metan, hemos de saber priorizar lo importante.
No debemos meternos en carreras sin sentido que solo nos provocan estrés y tenemos que tomarnos nuestro tiempo para reflexionar, aunque nos parezca que lo estamos perdiendo, es todo lo contrario, lo estamos ganando. Los camelos, falsedades y usurpaciones nos irritan, seamos auténticos y nos evitaremos frustraciones.
Hay gente que son tan ignorantes que solo saben reírse de los demás, y están todos los días entre causas abiertas y casos cerrados , amparándose en pretextos y excusas que nadie se cree , trazando laberintos en lugar de caminar en línea recta.
Tenemos también en la fauna humana quienes hacen de todo un problema y se mueven entre líos y cambalaches, retratos y fotografías, exhibiciones y espectáculos, y es que en cualquier faceta de la actividad humana hay que distinguir entre los líderes y los dirigentes, aunque haya quienes los confundan.
Hemos de dejarnos de juegos de palabras y tonterías, poner no solo razón en lo que decimos sino corazón en lo que hacemos, no agitar fantasmas y colocar luz y taquígrafos en las gestiones de nuestros sentimientos y emociones.
Debemos tener mucho ojos con aquellas cosas que no nos convencen y que jamás irán en nuestras portadas ni contraportadas, fabricamos nuestros sueños entre locuras y corduras, integrados y desintegrados, colores y blancos y negros,
Pasando de acomodadores y apuntadores, homenajeamos a nuestros pasados y batallamos por nuestros futuros, y entre experimentos y experiencias, dejamos atrás lo superado y miramos con optimismo hacia adelante.
Es inútil empezar mal para acabar peor, deslumbrarnos hasta desorientarnos, no aprovechar las nuevas oportunidades, pretender lograr el poder y la gloria, entre adivinanzas y desmentidos, disputas y discusiones, diferencias y similitudes. Hay palabras que juntas se complementan y otras que se pegan y rechazan.