El presente que nos ha tocado vivir y la historia que nos han contado están llenos de juicios y prejuicios. Sin ir más lejos una de las páginas más importantes de nuestros libros hablan de don Cristóbal Colón como descubridor del nuevo mundo, llamado América, cuando un siglo antes habían llegado los polinesios, cinco siglos antes los vikingos , y trescientos siglos antes ya andaban por allí desnudos sus primeros pobladores.
La actualidad está repleta de cosas que creemos que no son como realmente pensamos, sino como nos la han presentado. Así esos que hoy en día llamamos moros, no podemos ignorar que estuvieron unas treinta y dos generaciones entre nosotros, y que muchos de los descubrimientos de los que nos sentimos orgullosos como pueblo de España, se los debemos a ellos.
Cada vez que escucho, veo o leo a mi buen y admirado amigo, politólogo, filosofo, sociólogo y catedrático francés Sami Nair hablar sobre los derechos de los emigrantes siento la satisfacción y el orgullo como ciudadano europeo y como socialista, además de que esté comprometido con el proyecto socialdemócrata europeo. .
Siempre ha tenido una visión constructiva sobre la realidad positiva que supone la nueva realidad multicultural de las Españas, etnias distintas que la diferencia lejos de ser un inconveniente es una oportunidad. Una oportunidad de enriquecernos mutuamente y de fortalecer Europa, lejos de construir un espacio más débil y de exclusión.
Lo estamos viendo y lo estamos viviendo, en nuestra realidad más cercana, Algeciras, en la que no hay centro educativo en la que no convivan entre siete y once nacionalidades o etnias distintas, desde el Magreb hasta el este de Europa, pasando por chinos, gitanos, suramericanos o autóctonos.
Vivimos en un mundo globalizado y complicado, un mundo de migraciones en las que la gente del sur se desplaza hacia el norte y las del este hacia el oeste, pero en la que nadie tiene el derecho ni el privilegio de imponer su cultura a nadie, y hemos de acostumbrarnos a que nuestros hijos han de crecer dentro de una realidad multicultural como un hecho positivo.
En este contexto en el que nos ha tocado vivir, tener la oportunidad de beber y alimentarnos de dos, tres o más culturas, lejos de un inconveniente es un privilegio que nos es y nos hace más y mejores. Los movimientos migratorios no son nuevos y han existido siempre.
Las Guerras y los movimientos políticos y económicos provocan trasiegos de masas poblacionales de un lugar a otro. Demasiadas personas mueren en el empeño de encontrar su Paraíso de trabajo o libertad, y se lo juegan todo a una carta, perdiendo lo más preciado que es su vida.
De todas formas, me gustaría volver al principio de este artículo y defender que aunque hay palabras que nos suenen lo mismo, significan cosas muy diferentes. Así cuando hablamos de perjuicio lo hacemos refiriéndonos a un daño que ocasionamos o del que podeos ser víctimas.
Mientras que cuando lo hacemos de prejuicios estamos poniendo en marcha un juicio previo sobre algo o alguien. Solemos decir con ligereza y no nos falta razón que opinamos y sentenciamos sobre personajes públicos con absoluta firmeza sin conocer nada de su persona y sus circunstancias.
No deberíamos evaluar sin rigor y en base a lo que nos parece, en ocasiones por la primera impresión, y esa es la principal fuente de perjuicios en los que, sin evidencias fiables, nos pronunciamos y pontificamos sobre todo aquello que desconocemos., y de aprender que conciliación no es sinónimo de sumisión.