Los seguidores de
'First Dates' saben que entre los solteros puede haber de todo. Sin embargo, la durísima sinceridad de Imán, una diseñadora italiana residente en Marbella ha dejado de piedra incluso a Carlos Sobera.
Tras dos años viviendo en la ciudad malagueña, la concursante no se ha llevado una buena impresión de los andaluces y no dudó en comentarlo cuando Carlos Sobera le preguntó si no había encontrado el amor en España: "Lo he intentado, pero
los andaluces son la vergüenza del género humano. Lo siento, no saben que significa ducharse o ponerse una prenda de este siglo. En Marbella
no saben que es el perfume. A ver si contándolo en la televisión nacional empiezan a despertarse. Deberían de tener vergüenza por cómo salen así con las chicas", comentó la italiana.
Ante tal respuesta, Sobera intentó quitar hierro a las declaraciones, pero Imán continuó con su discurso: "Si no sabes conducir un Ferrari, no pidas una prueba. Tienes que tener experiencia para conducir", aclaró haciendo referencia a que
quería un hombre activo en la cama y comparándose con un coche de alta gama.
Al conocer a
Bienvenido, su cita a ciegas, a Imán no le terminó de convencer ni su estatura, ni que tuviera un hijo: "Después de pasar muchos años sola,
quiero ser la número uno en la vida de un hombre".
Durante la cena, la italiana volvió a comentar su opinión de los andaluces: "Donde vivo
son todos unos muertos de hambre y se gastan todo lo que tienen por aparentar". Sus palabras no gustaron a
Bienvenido, que no dudó en defender a los marbellíes frente a las cámaras: "No creo que todos sean así. Yo he estado en Marbella y no lo veo así. Eso no me ha gustado", comentó el albaceteño.
"He salido con hombres muy débiles y al final parecía yo el hombre de la relación.
Cuando me dicen que soy exigente pienso que no es así. Solo quiero que tenga su propio negocio, que vista bien y que sea Leo o Aries", comentó Imán, algo que terminó de dinamitar cualquier posibilidad con Bienvenido que, más tarde, aclaró que lo que ella necesitaba era "un multimillonario que haga todo lo que ella dice".
Al final de la cita, mucho más comedido,
Bienvenido aseguró que no tendría una segunda cita porque, a pesar de haber estado a gusto, vivían a 300 kilómetros, algo que Imán entendió.