Dos meses después de salir del hospital tras pasarlo “muy mal” por el coronavirus, Antonio Resines se encuentra feliz de haber superado la enfermedad y asegura que el virus no le ha cambiado la forma de ver la vida, aunque hoy sí es más consciente de peligros que antes no veía.
“Si te digo que no me cambia nada, parece que lo que me ha pasado ha sido una cosa como que me he caído y me he levantado y no. Pero realmente yo creo que no me ha cambiado nada, aunque soy mucho más consciente de que hay que tener cuidado con determinado tipo de cosas”, cuenta a Efe el actor en una entrevista, con motivo del estreno este viernes de su nueva serie, “Sentimos las molestias” (Movistar Plus+).
Unos cuidados que, en el caso del coronavirus, él ya tenía. “Hubo un momento que empecé a contar que me habían hecho 150 PCR, al cambiar de gente en los distintos proyectos. No he bajado la guardia nunca”, explica el intérprete de 67 años, que abandonó el hospital en febrero tras haber estado 48 días ingresado, 36 de los cuales estuvo en coma inducido en la UCI.
“Lo he pasado muy mal. Pero a mí no me ha cambiado la historia porque estoy aquí. Si me hubiera cambiado, yo tengo la excusa perfecta para no estar aquí y no hacer una promoción de una cosa que hemos hecho de la que estoy muy contento”, explica Resines, feliz de su papel protagonista, junto con Miguel Rellán, en una serie en la que interpretan a dos amigos que se resisten a hacerse viejos.
Para lo que sí le ha servido la covid, asegura, es para ser “consciente de peligros que tú no has visto”. “Ya sabes que no hay que pasar los semáforos en rojo porque te pueden atropellar”, recuerda. El otro día, por ejemplo, iba con sus muletas – todavía lleva una, como punto de apoyo, mientras se recupera de la atrofia muscular- cruzando un paso de peatones y una señora lo paró en medio, para felicitarlo por su recuperación.
“Yo estaba muy agradecido, pero estaban a punto de atropellarme y le dije a la señora que nos moviéramos. Ya que me he salvado del puto covid, que no me pille aquí un puto coche con usted, con sesenta muertos y una cosa espantosa”, bromea. Resines sigue siendo Resines.
Y así lo muestra con Rellán en la entrevista, chascarrillo va, broma viene. “Así es siempre”, reconocen los dos, que interpretan a una pareja de amigos septuagenarios en esta serie escrita y dirigida por Juan Cavestany y Álvaro Fernández-Armero, creadores de "Vergüenza", una comedia que reivindica otra narrativa sobre la vejez.
“Históricamente el rol que ocupaba la tercera edad en la ficción era una mirada condescendiente, un segundo plano” o una visión dura y que “da miedo” como la de “Amor” de Michael Haneke o “El padre” protagonizada por Anthony Hopkins, cuenta Fernández-Armero a Efe.
En “Sentimos las molestias” se ennoblece la visión, se habla de personajes de carne y hueso y hay “una mirada muy distinta de protagonistas y de seres que desean cosas y están en el mercado profesional y sentimental”, apunta por su parte Cavestany.
Tanto Resines como Rellán, que tiene once años más (78), están en esta onda en la ficción, y también en la realidad. “Son los demás los que me hacen ver mayor, los que me hablan de usted. Me ofrecen sentarme en el metro o me tratan de usted los compañeros actores, con reverencias. Yo no soy consciente de quién soy”, reconoce a Efe Rellán.
Algunas veces, asegura, debe hacer “un ejercicio de decir: Miguelito, tienes que darte cuenta de que tienes 78 o 79 años y no puedes andar por el mundo haciendo el ridículo”.
En “Sentimos las molestias” Resines es Rafael Müller, un aclamado, egocéntrico y volcánico director de orquesta que sigue pensando que levanta pasiones y se resiste a que le hagan sombra. Y Rellán es Rafael Jiménez, una vieja gloria del rock con coleta, empeñado en seguir grabando discos.
Juntos -con un elenco que completan actrices como Fiorella Faltoyano, Melina Matthews o María Casal- tratan de sobrevivir en un mundo que quizás no esté tan preparado para admitir que la tercera edad ya tiene poco que ver con la retirada a los cuarteles de invierno.
Esa es una de las preguntas que flota por los seis episodios – con final abierto a una posible segunda temporada- “¿Está la sociedad realmente preparada para esta nueva generación que sí se siente preparada físicamente y mentalmente para acceder a puestos de trabajo que a lo mejor antes no podían acceder porque ya te jubilan, o en el mercado sentimental igual?”, apunta Fernández-Armero.
Todo ello contrapuesto con la vida misma y las irremediables consecuencias de hacerse viejo. “A la vez también veíamos que una forma de generar humor es también, entre comillas, reírnos un poco de ellos porque al final en la comedia tú tienes que querer a tus personajes, pero también tienes que maltratarlos para crear humor. Siempre estábamos entre estos dos polos, navegando como buenamente podíamos”, sentencia el creador.