Camilo lo ha vuelto a hacer. Como ya sucediera el pasado año, el cantante colombiano volvió a conseguir un lleno absoluto en el Concert Music Festival. No cabe duda de que el cantautor mueve masas y que no está dispuesto a ser flor de un día.
Miles de personas acuden a verle cantar allí dónde va, otras miles lo esperan fuera, y millones de personas siguen su carrera. La
tribu, como él llama a sus fans, es tan numerosa y, lo que es más importante, tan variopinta (niños, adolescentes, mayores, parejas, grupos de amigos, familias), que resulta complicado encontrar una nota en común entre todos ellos. Pero sí la hay, su nexo se llama: Camilo.
Vivir un concierto de Camilo es sumergirse en un mar de buen rollo y amor. Y eso hicieron los miles de fans que tuvieron la suerte de asistir al espectáculo que el cantante de Medellín ofreció este sábado en Chiclana.
Mientras esperaba a su ídolo, el público alzaba pancartas en las que se podía leer: “
No me llamo Eva pero te bajaría la luna” o “
Camilo, Cádiz te quiere”.
Quince minutos más tarde de lo esperado, se apagaban las luces y Camilo aparecía sobre el escenario al son de la champeta, vestido completamente de blanco y descalzo. El tema
Kesi fue el elegido para abrir el espectáculo y hacer estallar a su público. “Si tú me dices ahorita que me quieres a tu ‘lao’, qué lindo sería”. Y claro que los fans lo querían a su lado.
Antes de dar las buenas noches, Camilo interpretaba otro de sus éxitos:
Ropa cara. Luego, ya sí se dirigía al público por primera vez: “Buenas noches, Chiclana; buenas noches, Cádiz; buenas noches,
tribu”. Una intervención escueta y directa, para continuar con dos de sus temas más conocidos:
Favorito y
Pesadilla. Lo que estaban viviendo los miles de fans no era para nada una pesadilla, todo lo contrario,
muchos cumplían el sueño de ver por primera vez en directo a su ídolo. Igual de afortunado se sentía el propio artista: “Qué bonito estar aquí. No saben la fortuna que es volver a este lugar donde ya estuvimos el año pasado y tener la bendición de poder traer a mis papás que no lo conocían, porque el año pasado vinieron una vez que estaba más avanzada la gira”.
Tras estas confesiones, el cantautor presentaba a los músicos que le acompañan, a los que reconoció amar. Con la simpatía que le caracteriza, incidió en el estado civil de aquellos músicos que estaban solteros, porque según decía: “me han insistido en que lo diga, sobre todo en este concierto en Chiclana”, bromeaba.
Seguidamente interpretó el tema
La mitad y
Manos de tijera. Antes de ello pidió que aquellos que tenían el corazón roto encendieran las linternas de sus teléfonos móviles. Centenares de ellos se iluminaron. Después pidió que aquellos que alguna vez tuvieron el corazón roto y lo superaron, encendieran los suyos. Casi el auditorio completo se iluminó. Este ejercicio sirvió al cantautor para demostrar que “cuando uno tiene el corazón roto duele un montón y la mente empieza a decirnos mentiras, como que nunca lo superaremos y que nuestro corazón nunca va a sanar. Como ven, les tengo una buena noticia, el dolor que están sintiendo es temporal. Ya han visto la de gente que pasó por lo mismo y lo ha superado”.
Tras ello llegó uno de los momentos más emotivos de la noche. El cantante fijó su atención en un mural que había entre el público. “Yo quisiera que el autor de ese cartel me lo entregara personalmente”, pidió el artista.
Enseguida subió al escenario un emocionado joven con síndrome de down, que se fundió en un prolongado abrazo con Camilo. Sin duda, un momento inolvidable para ambos.
Después llegó otro de los momentos más esperados por el público. La mujer de Camilo, la venezolana
Evaluna, subió al escenario y cantó junto al artista colombiano dos temas,
Por primera vez y
Machupichu. Cuando Evaluna se marchó, Camilo confesó que cada vez que su mujer se sube al escenario se vuelve a enamorar. “Antes del concierto me despido de ella y nunca sé cómo va a salir vestida luego. Cuando la veo tan linda aquí arriba, me vuelvo a enamorar”.
Los temas
Nasa,
No te vayas,
Buenos días, Millones y
Tattoo, dieron continuidad al concierto. Después, Camilo volvió a conectar con el público. “Algo que me enseñó la
tribu es el valor de la diversidad, el valor de ser la persona que soy. Estamos en un mundo donde nos dicen que tenemos que parecernos a los demás o no tenemos valor. Se nos pasa la vida tratando de ser alguien que no somos y perdemos la oportunidad de celebrar la persona que sí somos, que somos ahora. En un momento en que yo me sentía diferente, la
tribu me hizo sentir orgulloso de la persona que soy, eso lo aprendí de ustedes. Espero que esté concierto sea como un espejo y sean capaces de ver que no hay nadie como tú. Habrá alguien que se parece un poco pero nadie como tú”, dijo antes de poner al público a bailar al son de
Bebe. “Me dan ganas de bailar, me dijeron que en Cádiz es uno de los lugares q mejor se bailaba de España. ¿Es verdad?”, preguntó, a lo que el público respondió bailando como mejor sabía o cómo mejor podía atendiendo a las circunstancias de espacio y de lugar.
A esto siguió el éxito que le catapultó a la fama, su conocido
Vida de rico.
Como quedó claro en la noche del sábado, Camilo puede ser de todo menos parco palabras, si algo le caracteriza es su cercanía y su constante comunicación con el público. Tanto es asi, que la noche trajo consigo grandes confesiones. “Gracias Cádiz por seguir a mi lado creyendo que el amor sigue siendo la más grandes de todas las revoluciones. Cuando empecé el concierto les dije que le tenía mucho cariño a Cádiz. Les voy a contar por qué, si les parece demasiada información que alguien me pare. Como saben mi mujer es venezolana y yo soy colombiano, y nuestra hija Índigo llevará la nacionalidad de sus padres. Sin embargo, hay tribus que celebran no el día que nace un niño, sino el día que lo fabricaron, ya saben, el día que lo encargan”, decía con eufemismos en referencia al día en que se concibe un hijo. “Si atendemos al criterio de esas tribus, después de cálculos matemáticos podemos afirmar que
nuestra hija Índigo es de Cádiz”, confesó, provocando la ovación y el aplauso del público. “Si les ha parecido demasiada información, peor les parecerá cuando lleguen a casa y sus hijos le pregunten qué es lo que ha querido decir Camilo y tengan que explicárselo”, bromeó.
Camilo continuo contando una anécdota que aseguró verídica. “Cuando mi hija nació yo le ponía mucho flamenco y yo veía que reaccionaba girando la cabeza. Ahora que hemos calculado que fue concebida en Cádiz, lo entendemos todo”.
Esta confesión dio paso a la presentación de uno de los temas de su nuevo disco que saldrá publicado en septiembre, el cual lleva el nombre de su gira,
De adentro pa fuera. El artista pidió al público que no utilizasen sus móviles durante esta canción para crear un momento íntimo en el que “solo estemos vosotros y yo”. La
tribu, como no podía ser de otra manera, respetó la petición del artista y disfrutó en silencio de esta primicia musical.
El repertorio de 20 canciones finalizó co
n El mismo aire,
Pegao e
Índigo. Para interpretar este último tema, Evaluna volvió a subir al escenario y juntos cantaron el tema que dedicaron a su bebé. Sorpresa tras sorpresa. Así fueron las dos horas de concierto.
En la noche del sábado quedaron claro dos cosas. Una: que lo de Camilo y sus fans es amor verdadero, y que esa pasión se revalida cada vez que el vocalista colombiano se sube al escenario. Y otra: que su hija Índigo es de Cádiz. Y es que ya se sabe que el gaditano nace donde le da la gana.