Aunque aún lamiéndose las heridas del batacazo "demoledor" de la pandemia, con unas cifras que muestran una "muy tímida" recuperación del sector tras haber perdido más de la mitad de su mercado por la covid-19, la industria de la música en directo afronta 2022 con "cauto" optimismo.
Es la principal conclusión que se extrae de la presentación este martes en Madrid por parte de la Asociación de Promotores Musicales (APM) del Anuario de la Música en Vivo de 2021, que arroja una facturación el pasado ejercicio de 157,6 millones de euros, esto es, un 13,7 por ciento más que el año anterior.
Muy lejos aún de las cifras "récord" de 2019, cuando las taquillas de los conciertos y festivales amasaron 333,9 millones de euros, los profesionales del sector ven especialmente halagüeña la curva ascendente vivida desde el verano, cuando empezaron a relajarse las restricciones sanitarias y, sobre todo, el comportamiento del pasado diciembre.
Con 30 millones de recaudación, no fue solo el mejor mes de todo el año, sino que fue el segundo mejor diciembre de toda la historia desde que se recopilan datos.
"Son luces a las que ha costado llegar tras dos años muy oscuros, que no han sido precisamente buenos, con unos datos demoledores en 2020", ha recordado Albert Salmerón, presidente de APM, respecto de un año en el que los ingresos fueron de poco más de 138 millones, cuantía que podría haber sido peor incluso de no ser por un primer trimestre muy bueno.
Dani Martín, el artista más taquillero
La relajación de las limitaciones se dejó sentir especialmente en los conciertos en el último tramo del año de Dani Martín, que pudo concentrar mayor aforo en sus directos y se convirtió en 2021 en el artista que mejor funcionó en vivo, con 127.766 asistentes en solo 11 conciertos.
Le siguieron en el podio la gira de despedida de José Luis Perales (casi 112.0000 espectadores en 37 conciertos) y la de Aitana (unos 105.200 en 31 conciertos).
Sin apenas visita de artistas internacionales, el Anuario de la Música en Vivo 2021 presenta esta vez una única clasificación, cuyos diez primeros puestos los completan por este orden el colombiano Camilo (cerca de 89.000 asistentes), Robe (79.800), Antonio Orozco (78.700), Nathy Peluso (75.100), Rozalén (67.550), Raphael (67.507) y Pablo López (63.521).
Por las dificultades para celebrar macroeventos se ha optado igualmente por realizar una única tabla de los festivales con más público, monopolizada por los ciclos con el público sentado como el Starlite de Marbella (Málaga), que celebró 54 conciertos y reunió a cerca de 100.000 personas.
Tras esta cita, las que mejor funcionaron en España fueron Marenostrum de Fuengirola (también en Málaga), con unos 81.500 asistentes, y el Festival Jardins de Pedralbes de Barcelona, con 76.600.
Les siguen, por este orden: Noches del Botánico de Madrid (72.300), Festival Muelle 12 de Alicante (cerca de 60.600), el gaditano Concert Music Festival de Chiclana de la Frontera (59.600), Festival Guitar BCN de Barcelona (44.000), Festival Magdalena Deluxe de Santander (40.000), Nits del Fòrum de la Ciudad Condal (40.000) y, en Girona, el Porta Ferrada (37.800).
Cataluña fue la comunidad autónoma en la que la música facturó más dinero y también la que más creció respecto a 2020, un 23,1 por ciento más con unos 36,7 millones de euros.
No todos corrieron la misma suerte. De hecho, 7 de las 17 comunidades autónomas presentaron peores balances en 2021 que en 2020, entre las que están Andalucía y Madrid, que aún así fue la segunda región que más ingresó, con 21,8 millones, por delante de la Comunitat Valenciana (11,9 millones).
"No ha habido un apoyo suficiente al sector por parte de las administraciones públicas como sí lo ha habido en otros países", ha lamentado en ese sentido Salmerón, al recordar el hecho "incomprensible" de que las ayudas extraordinarias aprobadas en 2020 "desaparecieron" en 2021 pese a vivirse "una situación casi igual".
Optimismo cauto para 2022
Con la vista puesta en 2022, los promotores son más optimistas, en parte también por la vuelta de las giras internacionales y por la abultadísima oferta, resultado de los diversos festivales y conciertos que se han tenido que aplazar en estos dos años y los nuevos artistas y eventos que se suman al calendario.
"Ahora además está el hecho de poder consumir sin mascarilla delante del concierto, que es algo que el público agradece y que favorece que se compren entradas", han recalcado ante el inminente cambio legislativo sobre su uso en espacios públicos.
Con todo, las expectativas son cautas, ya que, como han reconocido, tanto la variante ómicron como el impacto económico de la guerra pueden ser "un freno", lo que se está percibiendo en un nuevo comportamiento por parte de los consumidores, que compran sus entradas con menos anticipación que en el pasado.
"Pero el ocio va a seguir en nuestras vidas porque lo necesitamos", ha opinado Mari Cruz Laguna, vicepresidenta de APM.
Respecto a la posibilidad de que la sobreabundancia de propuestas juegue en contra del sector, Salmerón le ha restado importancia. "Es la habitual competencia de siempre, solo que habrá unos meses hasta que no pase este año que será complejo, pero entendemos que las cosas se pondrán en su sitio en 2023", ha dicho.
La "vuelta a la normalidad" es, de hecho, el principal reto del sector, según la vocal de APM Carol Rodríguez, que ha añadido recuperar el lapso de público y bandas emergentes que han sufrido el parón de la pandemia y la falta de fidelización, así como aumentar la sostenibilidad y digitalización, la visibilidad de la música en vivo en la España vacía, fomentar la igualdad de género y que las entradas se compren en puntos oficiales, no plataformas de reventa.