Habremos oído todos la típica frase de "se ha unido el hambre con las ganas de comer", y eso es más o menos lo que ha ocurrido con el Grupo Acciona y
Naviera Armas que les une "el hambre", la ruina. El Grupo Acciona, según ED Economía Digital "se encoge para enjugar deuda", o dicho de otra manera, va a encasquetar a Naviera Armas lo que queda de Trasmediterránea, por lo que no vale, para intentar reducir sus más de CINCO MIL SEISCIENTOS MILLONES DE EUROS de deuda. El mismo medio asegura que "Acciona dispara su deuda pese a las desinversiones", o dicho de otra manera, que por mucho que "trasborde" deuda al otro "hambriento" el barco tiene una vía de agua tan grande que es imposible tapar y se está hundiendo.
Y es así porque según la Bolsa de Madrid el número de acciones de Acciona este año 2018 está en 57.260 y el valor en el periodo máximo ha estado en 73,5600 otorgando una capitalización de CUATRO MIL CIENTO NOVENTA Y UN MIL TRESCIENTOS NOVENTA Y NUEVE MILLONES DE EUROS, o dicho de otra manera la deuda es mayor que la capitalización. Y mientras que estos datos me dejan más que sorprendido, resulta que el mismo Acciona, en su página Web, declara con una alegría desbordante que el Grupo Empresarial ha dado en el primer trimestre del 2017 SESENTA MILLONES DE EUROS DE BENEFICIO y alardea de un patrimonio valorado en CUATRO MIL MILLONES DE EUROS, eso sí, reconociendo una deuda de CINCO MIL CIENTO TREINTA UN MILLONES DE EUROS. Me imagino que muchos de Vds, igual que yo, se preguntarán cómo pueden afrontar simplemente los intereses de un pasivo de esa envergadura y cómo se pueden seguir permitiendo pagar ciertos sueldos millonarios a gestores que han llevado al Grupo a estas cifras, pero cada uno en su casa hace lo que quiere.
El problema es cuando "el hambre", Acciona, quiere descargar parte de su pesadísimo lastre en "las ganas de comer", Naviera Armas, a costa de una centenaria e ilustre naviera que se le entregó dando beneficios, con infinidad de líneas, con veinticinco buques, con unas infraestructuras envidiables, una inmensa cartera de clientes y, sobre todo, con casi mil quinientas familias que vivían de ella, la mayoría generacionalmente, porque esa era la Compañía Trasmediterránea Española que estos "gestores" de Puerta de Hierro y Sotogrande han dejado agonizando después de "experimentar" con ella durante quince años.
Y es que Trasmediterránea declara en sus cuentas una cifra de negocio de CUATROCIENTOS TREINTA MILLONES y unos beneficios de DIECISIETE MILLONES DE EUROS; eso sí, con las cuentas del Gran Capitán que son una supuesta deuda de más de CIENTO VEINTICINCO MILLONES DE EUROS del que se haría cargo obviamente "las ganas de comer", "tragándose" además otros TRESCIENTOS MILLONES DE EUROS por la adquisición. Y a mí los números no me salen, porque si para comprar, y hacerse cargo de la deuda, Naviera Armas tiene que emitir deuda por más de CUATROCIENTOS MILLONES en el Mercado de Londres, o el que sea, al CUATRO POR CIENTO; es decir, pagando DIECISEIS MILLONES ANUALES SOLO DE INTERESES con una naviera que únicamente da DIECISIETE MILLONES DE EUROS DE BENEFICIO; y que además se hace cargo de ella otra, Naviera Armas, "las ganas de comer" que arrastra, que se sepa, mas de SETECIENTOS MILLONES DE EUROS de deuda en una empresa que declaran unos activos de VEINTIOCHO MILLONES Y MEDIO, que tiene una cifra de negocio de CIENTO CINCUENTA MILLONES y unos beneficios de SIETE MILLONES DE EUROS, es que aquí hay algo raro.
Bajo mi humilde punto de vista esto es un autentico disparate y permitir esta operación es un ejercicio de irresponsabilidad. En quince años hemos visto la decadencia de una naviera que fue emblemática, cómo renunciaba a las líneas entre las Islas Canarias, a las de Argelia, a debilitarse en el tráfico Península Canarias, Península Baleares, Península Norte de Marruecos, cómo perdía buques, personal, infraestructura y todo bajo la dirección de los mismos que tienen el control de un grupo que acumula más deuda que patrimonio. Esto es una absoluta vergüenza y si no se actúa el final será el corto recorrido de un proyecto de quiebra irreversible que no sé quién acabará asumiendo.