Un año después del trágico suceso en el que un autobús que perdió el control a la entrada de Cádiz por el Puente de la Constitución, invadió el carril y atropelló a cuatro personas, que perdieron la vida a consecuencia de las heridas, quedan todavía por responder prácticamente todas las preguntas sobre qué ocurrió la fatídica tarde del 9 de octubre de 2023 y, la única respuesta que hay sobre la mesa, ha desconcertado a las familias.
La Fiscalía ultima la investigación. O sea, no está concluida. Y la misma se encuentra bajo secreto de sumario. De modo que únicamente se puede conjeturar sobre si el origen del suceso estuvo en un fallo mecánico, hipótesis que dio por buena la subdelegada del Gobierno, Blanca Flores, este martes, el estado del vehículo, que según la empresa pasó la ITV solo dos meses antes del siniestro, y el factor humano. Autocares Medina se apresuró a destacar la experiencia del conductor, pero éste, como el dueño de la empresa, están siendo investigados, según fuentes de toda solvencia.
Blanca Flores también anunció en la víspera del luctuoso aniversario del accidente que no habrá cambios en la velocidad del puente, como se comprometió su antecesor en el cargo y el propio Ayuntamiento. Los allegados de las víctimas mortales han reclamado durante meses la instalación de badenes y resaltos y limitar los kilómetros horas en el último tramo de la infraestructura. La subdelegada del Gobierno dice que los estudios realizados no concluyen que exista riesgo. Y ha cundido el asombro y la indignación.
Pero la tragedia también ha dejado dos lecciones de suma importancia. La primera de ellas, aunque está por ver, es que no sale gratis la exhibición cruel de las víctimas de una desgracia. Cuatro personas, tres menores y un adulto, son investigados por difundir imágenes del accidente por medio del móvil y la Fiscalía quiere llegar hasta el final por la vulneración del honor y la intimidad de los fallecidos.
Por otra parte, las familias rehusaron llevar a cabo acto de homenaje alguno este miércoles, a pesar del ofrecimiento del Ayuntamiento, que no ha insistido para “no moverlo mucho y respetar su dolor”. La razón porla que realmente no ha tenido lugar es que las familias han tomado la valiente decisión de “celebrar la vida” en lugar de “celebrar la muerte”.
