El centro informó ayer en un comunicado de que un análisis genético practicado a la paciente dio como resultado la presencia de una mutación patológica, que conllevaba una “predisposición muy elevada a desarrollar cáncer gástrico difuso, un tumor poco frecuente” del que ya habían fallecido dos hermanos de la mujer y un tercero lo padecía en fase avanzada.
Según la responsable de la Unidad de Prevención y Consulta de Alto Riesgo de Tumores Digestivos de la Clínica, Maite Herráiz, dadas las características y el reducido tamaño de las lesiones incipientes del cáncer gástrico difuso, una gastroscopia no permite detectar la enfermedad en una fase temprana, cuando el tratamiento aún puede resultar curativo, y cuando las pruebas ya muestran la lesión está “ en una fase tan avanzada que ya no tiene cura”.
Por este motivo y ante la elevada incidencia de la enfermedad en la familia de la paciente se le planteó comprobar si se trataba de un síndrome hereditario, para lo que se analizó el gen CDH1 a la hermana enferma.
Se trataba de comprobar si había una predisposición heredada para este tipo de cáncer.