La población española crecerá 2,1 millones de habitantes en los próximos cuarenta años –48 millones en 2049– y tendrá el doble de mayores de 64 años, representando el 31,9% del total, según las proyecciones del INE, difundidas ayer.
El crecimiento natural de la población se haría negativo desde 2020 y habría un flujo inmigratorio anual constante de 400.000 personas, conforme a la Proyección de la Población de España a Largo Plazo (2009-2049) del INE.
Por cada diez personas en edad de trabajar, en 2049 residirían en el país casi nueve personas potencialmente inactivas (menor de 16 años o mayor de 64), lo que significa que la tasa de dependencia se elevaría hasta el 89,6%, desde el 47,8% actual.
De acuerdo con la simulación estadística, el crecimiento demográfico será progresivamente decreciente y las edades avanzadas concentrarán los máximos incrementos absolutos y relativos.
Concretamente, el grupo de edad de más de 64 años se duplicaría en tamaño y pasaría a constituir el 31,9% de la población total.
El segmento de cero a quince años aumentará en 157.000 personas (un 2,2%), lo que se derivaría de la prolongación futura de la tendencia al aumento de la fecundidad actualmente observada.
Sin embargo, la población de 16 a 64 años, disminuiría en más de medio millón de efectivos, un 18,4% de su volumen actual.
Con ello, por cada diez personas en edad de trabajar, en 2049 residirían en España casi nueve personas potencialmente inactivas (menor de 16 años o mayor de 64). Es decir, la tasa de dependencia se elevaría hasta el 89,6%, desde el 47,8% actual.
En cuanto al crecimiento vegetativo y migratorio, el INE estima que la continuidad futura de las tendencias recientes de la fecundidad llevaría al número medio de hijos por mujer hasta un nivel de 1,71 en 2048.
Dicha hipótesis no sería suficiente para evitar el descenso en el número absoluto de nacimientos en las próximas dos décadas, a causa de la reducción del efectivo de mujeres en edad fértil.
El número de nacidos no volvería a subir hasta 2028, una vez superado el efecto sobre la pirámide poblacional femenina que produjo la crisis de natalidad de los años 80.
Por otro lado, de mantenerse los ritmos actuales de reducción de la incidencia de la mortalidad por edad sobre la población, la esperanza de vida al nacimiento alcanzaría los 84,3 años en los varones y los 89,9 años en las mujeres en 2048, elevándose en 5,8 y 6,5 años, respectivamente.
No obstante, el mayor tamaño poblacional y una estructura demográfica cada vez más envejecida producirían un continuo ascenso del número anual de defunciones.
Así, el saldo entre nacimientos y defunciones entraría en una dinámica continuamente decreciente.
Dicho excedente vegetativo, tras haber alcanzado su máximo de las últimas décadas en 2008, acabaría tornándose en negativo a partir de 2020, lo cual supondría un fuerte freno al crecimiento poblacional.
En lo referido al fenómeno migratorio, para el corto plazo (próximos 10 años), la proyección se ha realizado en base a una hipótesis de decrecimiento en el flujo de inmigrantes hasta los 3,8 millones entre 2009 y 2019, un millón menos que los observados entre 2002 y 2008.