Desde la Edad Media, la población mundial se ha ido modificando con las guerras y las epidemias. En estas últimas han influido las condiciones socio-sanitarias que hasta no hace mucho, mediados del siglo XX, estaban muy lejos de las actuales. La esperanza de vida media al nacer a nivel mundial ha pasado de 30-40 años en el siglo XIX, a estar actualmente por encima de los 80 años en los países miembros de la OCDE. Estos datos se deben a la ausencia de grandes guerras desde 1945, a las mejoras de los sistemas sanitarios y a que no hay una pandemia devastadora desde hace un siglo. Aunque hoy en día estamos muy preocupados por las enfermedades cardio-vasculares, hasta hace unas décadas la principal causa de mortalidad mundial eran las infecciones, muchas causadas por grandes plagas o epidemias como la peste y la gripe. Por suerte desde hace un siglo, desde la llamada gripe española, dama española o gripe de 1918, no padecemos una epidemia devastadora.
La gripe española segó la vida de cerca de 40 millones de personas, el 5% de la población mundial, falleciendo muchas más personas que en la Primera Guerra Mundial. Se le bautizó como gripe española porque, al no participar en la Gran Guerra, España aportó muchos datos con un periodismo sin censuras. La gripe española tuvo lugar entre 1918 y el primer trimestre de 1919, y estaba causada por el virus influenza tipo A-H1N1. Desde 1919 y a pesar de la vacunación, la gripe continúa truncando la vida de miles de personas por todo el mundo. Pero, por suerte, no ha vuelto a haber una pandemia tan letal como la dama española. Algunos quisieron ver en el VIH esa temida pandemia. Desde su aparición en 1981 han muerto más de 35 millones de personas a causa del VIH y todavía hay millones de infectados, sobre todo en África. Sin embargo, en la actualidad el VIH no es una infección mortal. Se ha conseguido cronificarlo y los problemas que plantea son otros. Igual ocurre con otras enfermedades que como la viruela, ha sido erradicada (todavía algunos pensarán que las vacunas son perjudiciales), es difícil que alguien muera de tuberculosis si recibe la terapia anti-tuberculosa, la malaria cuenta con una profilaxis eficaz y cada vez hay menos epidemias de cólera.
En el siglo XXI ha habido varias amenazas y todas han quedado restringidas a un área o se han controlado. Los brotes de ébola, virus potencialmente mortal y con una elevada tasa de contagiosidad, se han conseguido circunscribir. Respecto a las epidemias víricas, habitualmente de gripe, se han controlado en poco tiempo. La gripe aviar (H5N1) afectó seriamente a aves y en menor proporción a los humanos. El primer brote se produjo en Hong Kong en 1997, ocasionando seis muertes humanas y el sacrificio de millares de aves. El segundo fue en 2003 en el sudeste asiático, extendiéndose por las aves a más de cincuenta países de Asia, Europa y África. Este brote ocasionó millones de casos en aves de corral y varios cientos en humanos. La gripe A (H1N1) apareció en Norteamérica en 2009. Inicialmente se le denominó gripe porcina por tratarse de una cepa habitual en los cerdos. Llegaron a comunicarse casos en 120 países, principalmente en América y Europa. ¿Se acuerdan?.
En resumen: actualmente muere mucha menos gente a causa de las infecciones y vivimos el período de la historia más prolongado sin una gran pandemia letal (y sin una gran guerra). El estudio de los causantes de las infecciones, ha disminuido la incidencia y la mortalidad de las enfermedades infecciosas, sobre todo en los países desarrollados. Continúan siendo en la actualidad las principales causas de mortalidad, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer y no las infecciones, pero el miedo a contagiarnos y morir antes de tiempo, está en todos nosotros.
¿Es una verdadera amenaza el COVID-19 o Coronavirus?, pues déjenme decirles que no se vuelvan locos. Produce síntomas parecidos a los de una gripe, pero puede causar cuadros graves y mortales como así lo hace también la gripe. Al igual que ella, no existe tratamiento específico, las principales medidas buscan la estabilización clínica del paciente. Su período de incubación es de 2 a 14 días, los síntomas como los de una gripe: fiebre, tos, cansancio, dolores musculares y en la mitad de los casos dificultad respiratoria. Los pacientes con enfermedades crónicas asociadas e inmunosupresión podrían tener un riesgo aumentado de infección. En caso de presentar mala evolución, los síntomas más graves se desarrollan de forma rápida a las 48 horas como en la gripe.
Según datos de la OMS (17/02/2020), los casos de coronavirus confirmados son 71.429 (2.162 nuevos), en China 70.635 (2.051 nuevos). Muertes ha habido 1.772 (106 nuevas). Fuera de China hay 794 casos confirmados (111 nuevos), 25 países afectados y 3 muertes. Es difícil calcular la mortalidad del COVID-19, porque muchos casos no son detectados. Se calcula que tiene una tasa de mortalidad entre el 2 y el 3%, pero hay autores que consideran que esta tasa está sobreestimada. La historia humana justifica el miedo a las epidemias pero ni la historia ni el miedo deben cegarnos ante hechos. Vivamos la vida sin miedos y que no se apoderen de nosotros los fantasmas del pasado. El león llamado coronavirus no es tan fiero como lo pintan y como el virus muere si morimos nosotros en la mayoría de los casos no es letal. Pero abríguense, usen pañuelos desechables al estornudar o toser, extremen medidas higiénicas y dejen las mascarillas para quienes realmente lo necesitan