El tiempo en: El Condado

Arcos

“Me encuentro muy a gusto con todo lo que se refiere al arte”

Rafael Castro presenta su novela \'Tiempos raros\', ambientada en el Cádiz actual y que trata uno de los grandes dramas de nuestra época y de todas las épocas: los malos tratos dentro del matrimonio

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
  • Rafael Castro. -

Este viernes presenta en la capilla de la Misericordia su novela "Tiempos raros", ambientada en el Cádiz actual y que trata uno de los grandes dramas de nuestra época y de todas las épocas: los malos tratos dentro del matrimonio. Las relaciones de pareja, el amor cambiante, la actualidad más aullante, con sus datos macroeconómicos, sus descripciones. Rafael Castro es muy pudoroso y no quiere que le llame escritor, pero a ver qué nombre damos a la persona que escribe. Ha escrito una novela, ha escrito poesías y villancicos, luego es todo un escritor.


Además de eso es un enamorado de la música y fue uno de los pioneros de los grupos musicales en Arcos. Cuando era un adolescente fundó un grupo con unos amigos y según dicen, hasta los mismísimos "Panderetos" les pedían que cantasen para ellos.


Hemos hablado con Castro de aquel tiempo y de éste, y sobre todo de esta novela que hoy presenta y que saludamos como un éxito más de las letras arcenses.


—Hoy presenta usted, en la capilla de La Misericordia, la novela "Tiempos raros", donde trata, entre otros asuntos, el doloroso tema de los malos tratos dentro del matrimonio. ¿Cree que la sociedad está suficientemente concienciada con este lamentable problema social?
—Afortunadamente tanto la sociedad como las distintas administraciones públicas,  están cada vez más concienciadas con esta lacra social que parece no tener fin, pero quienes realmente tienen que tomar conciencia y ser fuerte, son las  víctimas del maltrato. Las instituciones están poniendo  medios paliativos como son las leyes y un servicio de atención con el teléfono 016, pero la concienciación principal, como se pone de manifiesto en la novela, es de la persona que lo sufre. Dicho así parece fácil, pero el miedo es grande. No es solo miedo a la agresión física, es miedo a perder  la familia, el hogar en el sentido más amplio de la palabra, incluso status social en un momento dado. Miedo a que los hijos crezcan con un padre en la cárcel, al margen de que en un porcentaje elevado, tengan además dependencia económica de su pareja. La víctima tiene que convencerse por sí misma y por los hijos, si los hubiere, que si ha sido maltratada una vez, vendrán más veces, que no es algo que vaya a ocurrir puntualmente. Desgraciadamente hay precedentes que corroboran lo que digo. La solución menos mala es la denuncia.


—La novela no es sólo un alegato contra los malos tratos. También se reflejan en ellas la problemática de las relaciones humanas, matrimoniales, sexuales… ¿Nos hace un breve resumen?
—A veces, sobre todo por la influencia televisiva, creemos que los grandes problemas, las situaciones más inverosímiles, las incidencias más rocambolescas en las relaciones humanas, etc., corresponde a gente famosa o rica, pero estas gentes famosas y ricas, desprendiéndolas de dinero y ropas, en el plano personal y humano, son como cualquier persona normal y corriente de las que aparecen en la novela, gentes que  enferman, lloran, se divierten, se casan, se separan, que tienen  un trabajo o que lo pierden …. Son esa mayoría de personas anónimas, como todos nosotros, que viven en este país y que solo tienen  de extraordinario vivir cada día, nada más y nada menos. Todo ello, esa vida cotidiana al margen de datos macroeconómicos, de política de alto standing y del mundo del famoseo, es la que se refleja en la novela.


—Dicen de usted que es un auténtico creador, porque además de haber escrito esta novela, es compositor de villancicos, poeta, músico, pintor. ¿Hay algún palo artístico que no frecuente?
—Desde muy pequeño he sentido inclinación por la música y la pintura, pero como ocurre con otras tantas cosas, antes no se tenían los medios ni las oportunidades que tienen los niños ahora y la única opción era ir aprendiendo por tu cuenta de forma autodidacta y compartiendo estas inquietudes con los amigos, ayudarte de libros y poco más. Ojalá fuese músico, me gusta y practico la guitarra en casa o entre amigos.  En cuanto a los villancicos he escrito una serie de ellos a los que he puesto música, que después habrá que armonizar y trabajarlos. Es cierto que me gusta crear continuamente y voy saltando de un palo a otro según me apetece, pues no tengo grandes aspiraciones ni pretendo demostrar nada a nadie, menos a estas alturas de mi vida, lo hago por puro placer y si además a la gente les gusta lo que hago, pues doble satisfacción. Me encuentro muy a gusto con todo lo que se refiere al arte.


—¿Para cuando una exposición de sus cuadros? ¿O una recopilación y edición de sus villancicos?
—La pintura ahora la tengo un poco aparcada, lo cual no quiere decir que algún día la retome. Ahora estoy haciendo unos "collages" para una idea que tengo que llamaría "Poemas Ilustrados", donde cada "collage" ilustra un poema. Son imágenes con mensajes propios que transmiten al que los mira. En cuanto a los villancicos, este año ha sido muy precipitado, pero ya están grabados como partituras en el estudio de Esteban García y confío plenamente en él, para que saque un buen disco de ellos, a ver si para la próxima navidad podemos disfrutarlos. Personalmente me hace mucha ilusión y creo que los temas no van a defraudar.


—¿Qué pintores arcenses le han enseñado más? ¿Qué pintores, en general, le han enseñado más?
—De una forma didáctica el único pintor, del que muchos otros y yo recibimos clases, fue Miguel Castro, pero aquello duró poco tiempo y como antes comenté todos fuimos cogiendo un estilo de forma totalmente autodidacta. Fue también una época muy bonita con Fructuoso, Manolo Lozano, Duran, Manolo Arias, yo y los fallecidos Rafael Troncoso,  Mariano Frechilla y Julio de la Rosa. En cuanto al estilo de pintura por la que siempre me he sentido y me siento inclinado es el impresionismo, si bien no supe plasmar todo lo bien que yo hubiese querido esa inclinación. Me encantaría lograr la pincelada que logro ", pintando con papel" en los "collages". Puede que sea el motivo de haberla dejado un poco de lado, así que algún día buscaré ayuda.


—Háblenos del grupo musical del que formaba parte allá en los años sesenta.
—Fue un bonito sueño de adolescentes, teníamos entre dieciséis y dieciocho años y una ilusión tremenda. Nos llamábamos Los Cráters. Lo componíamos Paco Limones, que tocaba la batería, y Juan de Dios Vázquez Cañas, Andrés Ríos y yo, que tocábamos la guitarra. Eran guitarras españolas que nos compramos ahorrando de lo poco que teníamos, igual que la batería. Era una época en que los jóvenes sin tener apenas nada, éramos felices, no había tantas frustraciones, era una juventud muy sana. Con guitarras eléctricas tocamos pocas veces, pues a partir de ahí, Andrés y Paco se fueron a trabajar fuera. Animábamos los guateques que solían hacerse en casas particulares, patios o almacenes y también actuamos varias veces en el casino de la calle Corredera/esquina Boliches, en el bar El Retiro y Jédula. Estábamos muy influenciados por los grupos de aquella época como Los Brincos, Los Sirex, Los Mustang y como no por Beatles y Rollings Stones. Lo que no comprendo ahora es como cantábamos Satisfaction en inglés, si ninguno teníamos ni idea, (risas), quizás porque los demás tampoco. En esa época igual que está ocurriendo ahora que hay bastante movimiento de grupos y chavales que cantan flamenco muy bien, había otros grupos como Los Géminis y Los Nibors, aparte de los Panderetos que iban por otra vía, aunque a veces se pasaban por el casino para que le cantásemos Cae la Nieve.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN