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“Hay que conservar la memoria, sin ella no somos nada”

El escritor Miguel Ángel Rincón presenta su nuevo poemario 'La vida en el pueblo'

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  • Miguel Ángel Rincón nos habla de su nuevo poemario. -

PEDRO SEVILLA

Miguel Ángel Rincón, el poeta Miguel Ángel Rincón, es un rostro y una prosa constante en este periódico. Mantiene, sostiene, una columna donde cuenta lo que le inquieta o lo que le maravilla, como debe ser. Su producción poética cuenta ya con algunas ediciones y ahora nos entrega este poemario que ha titulado “La vida en el pueblo”, donde canta los ritmos de la naturaleza, el barrunto e los trigos, la llamada del amor o la llamita del recuerdo. De eso hemos hablado y aquí les dejo lo principal.

 “La vida en el pueblo” es su nuevo libro de poemas y a juzgar por su contenido puede parecer una suerte de “Menosprecio de Corte y alabanza de aldea”, por utilizar el título y el sentido del libro de Antonio de Guevara. ¿Es realmente así? ¿Se vive mejor en el pueblo, atendiendo los ritmos de la naturaleza, el pulso sereno de la vida, y huyendo del tráfago y las prisas de otros lugares?

Es realmente así, pero yo esto lo empecé a comprender con los años. Antes, cuando era más joven, adoraba lo urbano, las grandes urbes, me encantaba visitar esas ciudades y perderme por sus calles repletas de personas que iban de un lado a otro, con sus prisas y sus miradas perdidas. De hecho aún me gusta visitar Barcelona, Bilbao, Madrid…, pero no viviría en ellas. La tranquilidad, la vecindad, lo cercano, la filosofía de vida que existe en los pueblos no es comparable. Así que no, no cambiaría la corte por mi aldea, aunque ya se sabe que la vida puede dar muchas vueltas.

Su libro se abre con un prólogo del entrañable poeta Francisco Pozo Poley y se cierra con un texto institucional. ¿Se atiende en los pueblos pequeños, pongamos Prado del Rey, desde los Ayuntamientos, las ilusiones editoriales de los escritores?

Por lo general, tengo que decir que no. No se apoya lo suficiente a los escritores desde los ayuntamientos, a no ser que el concejal o concejala de Cultura de turno sea amante de la literatura. Como digo, por lo general, los ayuntamientos suelen conformarse con las actividades que se les propone desde el Centro Andaluz de las Letras y poco más (y ya sabemos como funciona el CAL).

En mi caso, mi primer librito me lo publicó la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de mi pueblo, allá por el 2003, el cual fue prologado también por nuestro querido poeta Francisco Pozo Poley. Ojalá todos los ayuntamientos tuvieran una línea editorial para publicar la primera obra a los escritores locales. En cuanto al epílogo, lo ha escrito Isabel Blanco, que además de amiga y enamorada de la cultura y el arte, es la delegada de Cultura.

Háblenos de Pozo Poley, del Ateneo Cultural Almajar, de la cultura en Prado del Rey.

Prado del Rey es un pueblo culto, seguramente si hicieran un estudio sería el pueblo con más músicos por número de habitantes,y no sólo de la comarca, sino de la provincia. Tenemos pintoras como Isabel Fabero o el internacionalmente conocido artista plástico José Hinojo; tenemos muchos escritores que vienen publicando sus obras regularmente y jóvenes que se aficionan a la escritura. Haymuchas personas con inquietudes culturales. El Ateneo Almajar intenta coordinar de alguna manera todo esoy encauzarlo mediante recitales, conciertos, exposiciones, edición de libros, conferencias, etc. Los ateneístas formamos una pequeña familia.

En cuanto a Pozo Poley, él fue quien me dio el empujón para seguir escribiendo, me ofreció muy buenos consejos y entablamos una gran amistad que duraya veinte años. Curro, como le conocemos cariñosamente en Prado del Rey, es sin duda el Poeta del Pueblo, así lo calificó Antonio Hernández en una visita a Prado. Algún día, espero que más pronto que tarde, lo nombrarán “Poblaor del Año”.

Su libro se abre también con citas de Whitman y de Julio Mariscal, “el pueblo, ya sabéis”. Aprovecho para preguntarle por sus influencias, por sus poetas de cabecera.

De niño leí mucho a Bécquer, y su influencia quedó plasmada en La tormenta, aquel imberbe primerlibro de poemas. Luego vinieron las voces de Juan Ramón, Antonio Machado, Miguel Hernández…, poco a poco fui llegando a los versos de Ángel González, Goytisolo, Gil de Biedma, Gloria Fuertes (su poesía más madura, pues la infantil ya la conocía de antes), y cómo no, Julio Mariscal. Emilio Rosales, por cierto, me parece un gran autor del que soy un lector asiduo. La poesía estadounidense, la francesa, etc., también me ha interesado mucho. Actualmente estoy leyendo a poetas vascoscontemporáneos, los descubrí el año pasado cuando fui a Bilbao y en una librería del casco viejo me compré una antología bastante extensa que mantengo aún en la mesilla de noche.

En los poemas de este libro se canta al pueblo, pero no sólo al pueblo físico, al conglomerado de casas y de fuentes. Se canta también al pueblo de la memoria, de la infancia, el recuerdo y de los olvidos. ¿Es así?

En mis dos últimos libros le he dado un lugar privilegiado a la poesía evocadora, a los versos construidos con la tinta del recuerdo. Hay que conservar la memoria, sin ella no somos nada: un trozo de carne, un autómata. Seguramente con “La vida en el pueblo” se cierre un poco esa línea evocadora. Para la próxima colección de poemas, de haberla, me gustaría cambiar de registro.

Usted es colaborador de este periódico con un artículo semanal.Nos cuenta su experiencia como articulista.

Llevo colaborando con la tribuna de opinión en este periódico la friolera de catorce años (si no me falla la memoria). También colaboro en otros medios, pero el de Arcos es especial. Mucha gente me pregunta que si después de tantos años aún me quedan cosas por decir. Creo que siempre hay algo que contarle a los lectores, y cuando viene la ‘sequía’ uno pone la televisión y sintoniza por ejemplo los informativos;eso una fuente inagotable de inspiración para la cualquier articulista.Aunque a mí lo que realmente me gusta es escribir sobre lo cercano utilizando un lenguaje sencillo y entendible.En mis paseos me suelo encontrar con gente interesante: pastores, cabreros, caminantes, jubilados…, y todos tienen una visión del mundo muy particular. Para concluir, quisiera señalar la libertad absoluta que este periódico me ha ofrecido siempre, en ningún momento me han censurado nadani me han dicho lo que tengo o no que escribir. Eso se agradece.

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