Alejandro Merello
Así es como parece que estamos en nuestra ciudad, tocados por una varita mágica que nos permite movernos por el filo de la navaja sin riesgo. “Vuelve El Puerto” nos venden, como si nos hubiéramos ido. Y efectivamente, vuelve El Puerto a ser una ciudad sin ley… bueno, trataré de no ser tan catastrofista: una ciudad sin agentes que velen por su orden y por su ley ¿No me creen?
Pues déjenme, una vez más, que me explique. El Puerto se llena de actividad este verano, algunas de ellas, por lo que vemos en prensa, carentes de documentación que las avale. Conciertos denominados seguros, pero en los que nuestro concejal más “pizpireta” nos deleita en sus redes sociales con un baile a tres, sin la protección obligatoria de la mascarilla.
Será por eso que este tipo de actividad se cancelan en otras poblaciones, pero aquí se reclaman como seña de identidad.Los vecinos en pie de guerra y la Policía Local en mismo estado. Empujados a salir a patrullar en vehículos de otras áreas, sin medios y carentes de protección básica. Motorada, playas, campaña de verano y Covid… una situación anómala que favorece que todos los sindicatos que representan a los agentes hagan frente común en sus reivindicaciones y planten cara a nuestros dirigentes locales.
No quiero ser agorero, mejor nos vamos a la playa, ¿les parece? Pero es que allí nos encontramos con los “paseantes de la playa”. Ese cuerpo de seguridad cuya encomienda no es otra que la de informarnos y protegernos de un hipotético brote del Covid 19 en nuestro litoral.
Realmente los compadezco, cabizbajos, sin poder afrontar una tarea para la cual, según el mismo medio nacional que nos vendió como destino seguro a principios del verano, no están siendo dotados. Sin efectivos de la policía local al que recurrir en caso de exceso de aforo o flagrante incumplimiento de la normativa vigente.
Verán, puede que llegue el otoño y El Puerto haya sido un lugar de referencia, a pesar del desastre administrativo y organizativo que tan frágilmente lo sostiene. Pero, ¿realmente el riesgo merecerá la pena? Imagínense que les propongo no parar en ningún semáforo en rojo camino a casa, pueden que llegaran a su destino más rápido que si respetaran las señales, ¿pero les merece la pena el riesgo?
Hay que apoyar el tejido empresarial de la ciudad, evidente, pero hemos de sostener este apoyo en una gestión seria de nuestros recursos, para que toda actividad esté garantizada y, por supuesto, hemos de reforzar el servicio que vela por esta garantía: nuestra policía local.