El espíritu de Las Aletas significó el acuerdo histórico conseguido por organizaciones de trabajadores y empresariales, instancias autonómicas, nacionales y locales, que querían conseguir el suelo industrial que necesita la provincia de Cádiz, lo interesante fue que se hizo a pesar de sus intereses contradictorios.

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Con el polígono de Las Aletas se ampliaba en 527 hectáreas la superficie para crear empleo por las empresas gaditanas. Desgraciadamente, el Supremo ha convertido el espíritu de Las Aletas, en un aquelarre maldito, un baile de brujas sobre sus escobas, un macho cabrío que es adorado como un Belcebú cualquiera, una fiesta Halloween trágica con auténticos muertos vivientes, momias surgidas de las pirámides egipcias y cuchillos ensangrentados sobre los desempleados gaditanos. Por espiritismo se entiende la doctrina que cree en la supervivencia del espíritu después de la muerte física del cuerpo físico y también afirma que hay una posibilidad de comunicarse con ellos mediante una serie de ceremonias que el espiritismo posibilita. ¿Cuántos rituales espiritistas son necesarios para exorcizar las últimas noticias sobre el polígono de Las Aletas y se pueda volver al optimismo? Parece que hay una posibilidad que después de una serie de consideraciones sobre esta futura área industrial, expondremos. La provincia de Cádiz, es una provincia en una encrucijada, se encuentra entre dos mares y dos continentes, con grandes puertos en sus bahías de Algeciras y Cádiz, pero con una feroz competencia para un futuro muy cercano por parte de Tanger y Nador. En este cruce de caminos los gaditanos se encuentran con que tienen uno de los desempleos más importantes de Andalucía. Dato curioso es que le falta suelo industrial, de ahí la importancia de construir el polígono de Las Aletas. Además una provincia en la que las infraestructuras están a medio terminar como la autovía, Cádiz-Sevilla y Cádiz Málaga. El desdoble del ferrocarril Cádiz-Sevilla se encuentra en las mismas circunstancias. Todos estos factores pintan un panorama que presagian un porvenir nada halagüeño. Sobre todo cuando el desarrollo del Puerto de la Bahía de Cádiz o del aeropuerto de Jerez se retrasan tanto. No vale la crisis como pretexto, todo lo contrario, las comunicaciones posibilitan que se salga antes de esa crisis. Una aceleración en la construcción de infraestructuras resulta imprescindible. Volvamos sobre nuestras Aletas ya que hay un espíritu benéfico que hay que invocar y es que el fallo del Supremo se puede cambiar porque solamente revela un defecto de forma según el consejero de Gobernación. Si esto resultara cierto el espíritu de Las Aletas volvería a reinar entre nosotros. No hay que olvidar que el polígono significa más de trescientos millones de euros en empresas y cerca de diez mil puestos de trabajo directos en una provincia tan castigada por el paro, donde se da la paradoja que falta suelo industrial. Invocando a los espíritus benefactores y exorcizando a los malos vamos a ver como quedan las medidas contra el fallo satánico, en sus consecuencias, no en las deliberaciones, del Tribunal Supremo. Hasta pronto gadiritanos.