Un Sporting de Gijón en racha, tras dos victorias consecutivas, y que este año ha cambiado su imagen en El Molinón, donde no ha perdido ningún partido, examina la reacción del Real Madrid de Manuel Pellegrini, a quien se comienza a mirar con lupa tras las derrotas ante Sevilla y Milán.

El Molinón, lleno a rebosar, será una nueva prueba exigente para un Real Madrid plagado de bajas en su delantera, que llega a Gijón sin Cristiano Ronaldo, Karim Benzema, Gonzalo Higuaín y Ruud Van Nistelrooy.
Llega el Sporting al duelo en su mejor momento desde que regresó a Primera división. La goleada al Real Mallorca (4-1) y el último triunfo en San Mamés ante el Athletic Club (1-2), confirman la buena línea de un equipo que ha cambiado radicalmente su imagen de local de la pasada campaña, tras dos triunfos y un empate.

Séptimo en la clasificación liguera, a puertas de Europa, el entrenador del Sporting Manolo Preciado confiará en el mismo equipo que venció en San Mamés. “Si las cosas van bien no hay por qué hacer cambios”, asegura el técnico, que avisa de que su equipo ya se ha enfrentando a Barcelona, Valencia y Bilbao, “tres equipos que están jugando competiciones europeas y sólo se perdió contra el primero”.

Imprimir mucho ritmo al encuentro y disputar la posesión del balón al Real Madrid, son dos de las claves que maneja Preciado para el partido porque “ellos jugaron un partido importante entre semana y si el ritmo es alto a lo mejor lo acaban notando”.

El técnico se mostró rotundo al afirmar que no va a ordenar marcajes individuales, sino seguir con la táctica habitual de marcajes zonales, y tuvo palabras muy elogiosas para Raúl, un jugador que casi siempre consigue marcar cuando se enfrenta al equipo gijonés. “Es de admirar, es para hacerle la ola”, apostilló Preciado al referirse a Raúl.

El Molinón registrará un lleno absoluto a pesar del precio de las localidades, las más caras en la historia del club, y de que los abonados tengan que pagar un suplemento de 30 euros para presenciar la visita de un Real Madrid, que necesita ganar para hacer olvidar su mala imagen en su última salida del Bernabéu, en Sevilla, y la derrota europea ante el Milán.

Esas dos derrotas marcan el presente de Manuel Pellegrini, con su puesto asegurado pero consciente del enfado de Florentino Pérez y la falta de estilo de su equipo, aunque el chileno se agarra a los resultados del resto de partidos, todo victorias, como principal argumento en su defensa. Está obligado a cambiar su dibujo táctico por las circunstancias. Sufre Pellegrini una auténtica plaga de lesiones, que se ceban para Gijón en la delantera.
Sólo tiene sano a Raúl González y se verá obligado a adelantar la posición del brasileño Kaká, como segunda punta con libertad de movimientos, y reforzar el centro del campo.

A las ausencias ya sabidas de Cristiano Ronaldo y Ruud Van Nistelrooy, se suman a última hora las de Higuaín, que no llega a tiempo por un problema muscular, y Benzema, víctima de una dura entrada recibida ante el Milán.
Recupera otros efectivos Pellegrini, que puede hacer volver directo al equipo a Guti, y refuerza el banquillo con la recuperación de Metzelder y Gago.

El Real Madrid no contará con el trabajo defensivo en la medular de Lass Diarra, que con problemas personales deja su puesto a Mahamadou Diarra. Ya ocurrió en Sevilla donde los madridistas cosecharon su primera derrota del año. Ahora, en Gijón, están obligados a reaccionar.

Pellegrini

“No he recibido ni respaldo ni toque de atención”

Pellegrini desmintió ayer que la directiva le haya respaldado tras la derrota europea ante el Milán en el Bernabéu (2-3), afirmó que es feliz porque cuenta con la confianza de su plantilla y que no ha recibido ningún “toque de atención”.

Pellegrini analizó su momento en el Real Madrid en rueda de prensa en Valdebebas, con la tranquilidad que le caracteriza y sin querer entrar en temas de prensa. Defiende que su relación con los altos cargos sigue siendo excelente, así como con sus jugadores. Además, se agarra a los resultados para justificar que ante el Sevilla y Milán fueron derrotas aisladas.