No estructurar bien la ciudad puede llevar al éxito o al fracaso de mucho de lo que en ella acontece. Pasado quedó el debate de, si el teatro hubiese estado donde el museo Ibero y éste donde aquél, ambos se hubieran visto beneficiados de una mayor afluencia de público, porque cada uno estaría en sus respectivas áreas de influencia por tipología de áreas naturales de flujo social o turístico.
Lo mismo que con el Palacio de Deportes, y su antecedente en el Estadio de Fútbol, desterrados a las afueras, lo que merma afluencia de público porque se ve obligado a usar vehículos y detrae, sobre todo, la esencia de la vida social que depararía el paseo y tapeo/café en el casco urbano.
Con los turistas que nos llegan en autobuses organizados pasa algo similar.A fecha de hoy, los buses turísticos paran en la Senda de los Huertos. Desde ahí, los viajeros transitan a pie Carrera de Jesús, Catedral y recorrido hasta los Baños Árabes, hasta retornar por la misma zona al punto de inicio.Sería interesante que, en el camino de retorno y para no hacer dos veces la misma ruta, adentráramos a estos grupos de turistas por el centro de Jaén. Así conocerían la populosa calle de Bernabé Soriano, el Pósito, San Ildefonso, etc. Y, una vez llegados a plaza de la Constitución, subieran al autobús que les llevará de regreso a su tierra. Para eso, sólo hace falta que el Ayuntamiento dé el visto bueno a dejar pasar al autobús turístico por Roldán y Marín, calle que tendrá un carril de servicio para taxis, residentes, hotel, ambulancias... es decir, no causará destrozo si en las excepcionalidades de acceso se autoriza el paso concreto de bus turístico. Llegaría así a la marquesina existente en plaza Constitución, por lo que el coste de la solicitud es de 0 euros, saliendo por calle Virgen de la Capilla. Con esta medida se consigue que esos grupos empiecen el paseo monumental desde Senda de los Huertos pero, al finalizar, se adentren a conocer los comercios, bares, cafeterías y la ciudad vital. El turismo es hoy un conjunto de todo y deben llevarse esa experiencia. Contribuiríamos a aumentar la autoestima al ver grupos de turistas por el centro. Y, por último, tal vez así podríamos incentivar a que estos turistas hagan gasto en ese entramado ocioso-gastronómico para que su fugaz paso por Jaén no se limite a pasear por Martínez Molina y subir y bajar del autobús. Que vean y vivan Jaén, y que les veamos nosotros.
