Estamos en campaña a partir de esta noche. Ya saben es la cosa oficial porque la campaña empezó cuando se anunciaron las elecciones. Desde la mitad de febrero las actuaciones del gobierno y de la oposición han ido dirigidas a ganar el favor del público, con más o menos suerte. En realidad, el giro electoral comienza tras las elecciones del 2 de diciembre de Andalucía. El pacto de las tres derechas, con los remilgos de Ciudadanos de pactar, sin que se note, pero aprovechándose de ello, dio el banderazo de salida. El rechazo de los Presupuestos Generales del Estado por los nacionalistas catalanes y el mitin de la Plaza de Colón, donde Ciudadanos y Partido Popular dan carta de ciudadanía democrática a Vox, pusieron al presidente del Gobierno en la tesitura de seguir con el Manual de Resistencia o convocar elecciones. Acertó convocándolas.
Con la campaña llegaron las ocurrencias. Chaves prometió vacaciones y sueldo a las amas de casa. Casi nadie lo creyó porque es imposible la elección de motivos y la casuística para seleccionar a las agraciadas. A todas es imposible económicamente, se supone. Zapatero en un debate del Estado de la Nación prometió un premio a los nacidos de 2.500 euros, que duró hasta que explotó la crisis. Cuando vinieron mal dadas se derrumbaron estas ayudas, los sueldos de los funcionarios y mil cosas más. También se prometió ADSL gratis a todos los andaluces en otra ocasión. Hasta 1 mega. Sin abusar.
Ayer hubo dos ocurrencias notables. La candidata a la comunidad de Madrid escogió un camino difícil de entender. Otorgó a los no nacidos –pero ya engendrados- el derecho de ponerse en la cola de las listas escolares y a contabilizarse en el libro de las familias numerosas. Se trata de dar todos los derechos de existencia al "concebido no nacido" como un miembro más de la unidad familiar. "La idea sería que una vez que una mujer está embarazada su hijo disfrute de pleno derecho de todas la ayudas y ventajas fiscales que se pueda tener para las familias numerosas”. La otra ocurrencia, de la que se desdijo acusando a la prensa, fue de Pablo Casado para bajar el salario mínimo a 850 euros. ¡Albricias! Abascal marcó el camino con una ocurrencia ya olvidada. La de armar a los ciudadanos para ejercicios de tiro al hombre en domicilio y zonas aledañas.
