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Acento andaluz

¡Demetrio presidente!

Lo reconozco. Lo admito. Lo confieso, nunca mejor dicho en esta ocasión. Siento una formidable debilidad por Demetrio Fernández, el obispo de Córdoba...

Publicado: 09/12/2018 ·
23:01
· Actualizado: 09/12/2018 · 23:01
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Autor

Fernando Pérez Monguió

Presentador de 'Acento Andaluz' en 7 Televisión y jefe de informativos de la Cadena SER Andalucía

Acento andaluz

Fernando Pérez Monguió analiza en este espacio la actualidad andaluza, con fibra progresista y corazón social

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Lo reconozco. Lo admito. Lo confieso, nunca mejor dicho en esta ocasión. Siento una formidable debilidad por Demetrio Fernández, el obispo de Córdoba. Un prócer sujeto con infinita clarividencia, convicciones imperturbables y mensaje directo y nítido. Nunca se oculta en circunloquios absurdos o tautologías sin sentido para esquivar al diferente. Nunca se ampara en el silencio o la discreción para eludir el conflicto. Nunca, nunca, nunca se parapeta en su credo para esconder sus ideales. Por Dios -y no lo mento en vano-, ¿pudo haberse visto alguna vez en la historia reciente de Andalucía tal eminencia del pensamiento, el raciocinio y la palabra? Un discípulo del Señor tan generoso que es capaz de renunciar por unos momentos, si lo estima necesario, al mandato divino de predicar la vida y las enseñanzas de Jesús de Nazaret para ilustrar el camino del comportamiento político y ético de los andaluces, sean fieles, apostatas, impíos, ateos o agnósticos. Demetrio Fernández no discrimina a nadie a la hora de compartir su formidable sabiduría.

El último ejemplo de su extraordinario sacrificio en el púlpito lo firmó en la carta pastoral de ayer cuando, a diferencia de otros domingos, no se limitó a las definiciones cristológicas de la religión cristiana, sino a alegrase “del espectacular vuelco electoral” en Andalucía “rompiendo una inercia casi imposible de superar”. Un certero análisis en el que no esquiva ningún asunto, por polémico que sea: denuncia que reclamen la propiedad pública de la Mezquita-Catedral; afirma que “no se puede trocear España”; relaciona el cambio a las “promesas incumplidas” -del PSOE, supongo- que mantienen a la comunidad “a la cola en muchos aspectos”, y vincula el “cambio histórico” al deseo de los electores de librar a Andalucía de “toda corrupción”. Y aventura, como sagaz visionario que también será, que “Andalucía se sitúa como pionera de un cambio social que esperamos en la sociedad española”. Frase que se asemeja, por cierto,a “la reconquista” que preconizan los ilustres de Vox, partido indispensable para el cambio que abraza con tanto gozo el prelado.

Hace meses titulé esta columna “obispo machista y homófobo” por acciones o comentarios escandalosos de Fernández contra la homosexualidad, la ideología de género, los derechos de la mujer y los avances genéticos. Unas opiniones que me valieron la reprimenda del ínclito obispo. Espero que ahora que saludo su excelso proceder me permita redimir mis pecados del pasado. Máxime cuando le imploro que cambie el púlpito por el atril y las misas por mítines y presente su candidatura a cualquiera de las citas electorales que nos esperan. Yo le votaría y le jalearía: ¡Demetrio presidente! ¡Demetrio presidente! 

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