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El jardín de Bomarzo

Con acento andaluz

El arranque de campaña con la tradicional pegada de carteles, cubos de cola y rodillos para empapelarlo todo, es el reflejo de un modelo para una época que pasó

Publicado: 16/11/2018 ·
13:29
· Actualizado: 16/11/2018 · 13:29
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  • El jardín de Bomarzo.
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Bomarzo

Bomarzo y sus míticos monstruos de la famosa ruta italiana de Viterbo en versión andaluza

El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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El arranque de campaña con la tradicional pegada de carteles, cubos de cola y rodillos para empapelarlo todo, es el reflejo de un modelo para una época que pasó y que, en todo caso, da para unas escenas en Cuéntame. La vida es otra, la política también, el debate ideológico prácticamente inexistente, la manera de enfocar una campaña completamente distinta; entrevistas medidas, algún debate muy selectivo y siempre teniendo en cuenta contra quién, con qué moderador, qué tertulianos, frases ajustadas porque al votante tampoco hay que agobiarle con demasiados datos, programas cortos porque, total, nadie los va a creer y lo normal es incumplirlo, y muchas redes sociales, que se han convertido en el escenario frenético del momento. De un momento político dominado por frases cortas, las que caben en un titular, las que cuadran en un twit, el votante no tiene tiempo para más y hay que captarle en los pocos segundos de atención que prestará.

El modelo de este tipo de modelo es Pedro Sánchez, que con el traslado de los restos de Franco, la resolución unilateral del pago del impuesto de las hipotecas a los bancos o, ahora, el fin de la gasolina o el diesel para 2040 en ningún caso sin estudios previos, negociaciones, acuerdos entre afectados o consecuencias paralelas, lanza su frase y ancha es Castilla. Se queda tal quien se ha comido un pollo entero con patatas, satisfecho consigo mismo.

3 de diciembre. Ese lunes por la mañana, nadie lo dude, amanecerá, veremos si con tonalidad rojiza, azulada o de gris intenso. Pero lo hará en un Andalucía pasada por urna, tal vez en la línea que muestran las encuestas estos días y que seguirán mostrando a lo largo de los próximos o, tal vez, alterada en base a esta campaña ya iniciada y en la que se maneja especialmente bien la presidente Díaz, doña Susana, que ha estilizado notablemente su figura por recomendación, entre otros, de su amigo Felipe González para mostrarse en los carteles rejuvenecida, chaqueta de cuero rojo moderna, labios a tono, pulsera verde y blanca y una sonrisa natural, en una imagen muy femenina porque en el voto de las mujeres radica una de las claves más importantes.

Al igual que en las últimas autonómicas al PSOE-A le beneficiaron los restos en varias provincias y las matemáticas le dieron el último parlamentario, en esta ocasión los indicadores muestran que esa situación no se da y que puede perder parlamentarios en provincias como Jaén, Huelva, Cádiz, Málaga o Granada y solo Sevilla parece a salvo de mantener lo que logró, aunque allí se adjudicaría el último escaño, como en Jaén, Córdoba o Cádiz y solo podría arrebatarle a Adelante Andalucía el último que esta formación se adjudica en Granada y Málaga -según sondeos-. A pesar de ello, el PSOE-A, tras casi cuarenta años de gobiernos ininterrumpidos en Andalucía, volverá a ganar y lo hará con un notable margen de diferencia sobre el segundo y esto será motivo de debate entre dos maneras de verlo: unos defenderán que la política social referente a cuestiones como sanidad, educación y demás practicada por los diferentes gobiernos socialistas para con los andaluces ha provocado este inagotable derrame de fidelidad electoral, mientras que otros apuntarán a un sistema público y una estructura financiera perfectamente organizada que eleva las murallas de este castillo andaluz y le convierte en inexpugnable para los asaltantes.

Entre ellos, el Partido Popular, que sueña con sumar con Ciudadanos pero que se disputa ser el primer partido de la oposición o perder esta condición. El PP esconde mucho voto oculto, quizás solo por debajo de Vox -ronda el cinco por ciento de intención de voto y podría entrar en el parlamento por provincias como Málaga, Almería o Sevilla-. Las encuestas suelen tratar a Ciudadanos mejor que las elecciones, mientras que al PP le sucede lo contrario, ante lo cual no sería de extrañar que el PP remontara llegado el momento urnas a pesar de que su candidato, Juanma Moreno, no ha logrado conectar con la sociedad andaluza y eso es algo que hoy, salvo su reducido núcleo de confianza, nadie discute. La formación naranja presenta a Juan Marín, que no imaginaba hace bien poco cuando era socio minoritario del PSOE en el ayuntamiento de Sanlúcar que hoy estaría en estas disputas y lo hace porque en realidad es el principal comodín de la baraja para una Susana Díaz que ahora ni le mira porque a la presidente no le gusta que la lleven la contraria. 

Díaz sabe que en Adelante Andalucía la están esperando para cobrarse cuentas pendientes y aunque en política todo es posible, se le hace duro pasar por ese trago. Ni Teresa Rodríguez -"contigo ni muerta..."-, ni Antonio Maíllo, a quien expulsó tras el último acuerdo de gobierno de mala manera, serían socios cómodos en un gobierno compartido, sin descartar en absoluto de que la formación morada fuese tan lejos como para poner de condición un acuerdo sin Susana Díaz que, en ningún caso, aceptaría el PSOE. Por tanto, la sombra de un bloqueo planea sobre el parlamento y todos reconocen en su intimidad que en absoluto es descartable una segunda convocatoria de elecciones, para lo cual, casualmente, el calendario fija como fecha límite el 27 de febrero, un día antes de ese Día de Andalucía que premiará a Publicaciones del Sur por el programa Acento Andaluz dirigido por Monguió y que se ha convertido en referente autonómico de debate social y político.  

Vox es quien más voto oculto tiene y aunque a sus actos lleve siempre a los mismos, se ha encargado de mostrarse en auge rodeándose de gente y de banderas y de un discurso populista adecuado al momento, al tiempo que Andalucía por Si puja por lograr parlamentario por Cádiz y no está lejos de ese cinco por ciento necesario y por esta razón en esta provincia volcará su campaña porque sabe que un escaño puede ser oro puro en un parlamento tan fragmentado. Por lo demás, estas no son unas elecciones cualquiera porque dada la situación actual es una prueba nacional en Andalucía y lo es doblemente para Rivera y Casado, que afrontan un examen parcial antes de los finales que son las próximas generales y ante quienes, en realidad, se enfrenta Susana Díaz; por eso la presidente hablará con el tono más andaluz del que es capaz su acento y, ya es sabido, es capaz de hablar un andaluz muy hondo porque conoce la tierra que pisa hasta el último terruño.

Quizás sea cierto lo que dicen las encuestas sobre que casi tras cuarenta años de gobiernos socialistas hay ciertas ganas de cambio, probable es que las alternativas no enamoren lo suficiente como para que el andaluz valore seriamente un cambio de aires, seguro es en todo caso que entre todos, gestores públicos y pueblo, hemos logrado que esta maravillosa tierra de costas y campiña, de cultura y tradiciones, milenaria e histórica, de gente amable, de buen clima todo el año, de sol y aguas, de naturaleza salvaje y colores vivos, de guitarra y lamento, de vino y cante, de luna y lunares... lo tenga todo menos un suelo más firme para que sobre él caminen a futuro aquellos que este dos de diciembre votarán por primera vez. 


 

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