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Sindéresis

Todos mienten

Y sus votantes de primarias tragan y seguirán tragando porque no les importa que les mientan, siempre y cuando les mientan los suyos.

Publicado: 25/09/2018 ·
00:54
· Actualizado: 25/09/2018 · 00:54
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

Del propio autor:

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Imaginad que todos los escritores nos ponemos de acuerdo para insultar en nuestros textos a diestro y siniestro sin mesura ni pruebas, de tal modo que sería imposible que nuestras palabras tuvieran consecuencias, porque somos muchos, lo hacemos mucho y lo hacemos todos. Sería una premisa en la propia naturaleza de los escritores que nos pondría por encima de la ley y de la costumbre. Cuando enfrentas un libro, te vas a encontrar un montón de mierda gratuita e inevitable porque, eh, ya sabes, los escritores insultan.

Si quieres leer libros, vas a tener que tragar con ello.

Imaginad que todos los camareros del mundo nos pusiéramos de acuerdo y solo te sentáramos en una mesa a comer si nos das una propina previa, un impuesto que no está escrito en ninguna parte, pero que se acepta, porque es global y forma parte de la naturaleza del camarero, extralimitarse en sus derechos y coaccionar de este modo al hambriento. Pero si quieres comer, tienes que llevar 5 euros en la mano, porque todos lo hacen, y ninguno de los camareros va a ser penalizado por ello.

Imaginad que todos los médicos te mandasen al especialista de su clínica privada.

Imaginad que todos los albañiles metiesen un pájaro vivo en el cemento.

Imaginad que todos los sectores sociales nos sindicásemos para fallar a la sociedad de un modo u otro. El mundo sería un lugar peor. Esto es algo que permitimos a los políticos. Hemos llegado al pacto social de aceptar que todos mienten, y todos mienten, y les votamos. Descontamos ese defectillo de fábrica como si fuese inevitable y no sé si nos paramos a pensar en el imparable desastre que supone esto en un régimen electoral en el que concedemos cheques en blanco por valor de cuatro años, en un régimen electoral en que nos montamos en un autobús que nos va a llevar donde el chófer quiera, ponga lo que ponga en el itinerario, y el chófer está manejando el autobús por control remoto, y todos los autobuses hacen lo mismo, y los coches no existen, y la gente no tiene más cojones que tragar con esto o bajarse en marcha. Hablamos de un régimen electoral basado en el programa electoral, lo publicitado en los mítines y lo mostrado en los debates. Ese es el verdadero currículo de nuestros políticos, lo que dicen que van a hacer; y mienten. Y les votamos. Y no les hacemos pagar sus mentiras.

Esto no se lo consentiríamos a alguien en una primera cita, no se lo consentiríamos al escritor, el camarero, el albañil o el médico. Esto es inaceptable.

Recientemente, durante las primarias andaluzas de Podemos, uno de los pilares del reglamento de primarias (redactado por los anticapitalistas de Teresa Rodríguez), uno de los pilares de la campaña de sus fieles, fue que había que acabar con los cuneros, es decir, que era indigna la práctica de los partidos políticos por la cual alguien podía ir en la lista de una provincia de la que no era natural, no solo ahondando en el más iluso chovinismo, como si los políticos fuesen peces de acuario que necesitan un ph y una temperatura concreta para sobrevivir, sino atribuyendo al lugar del nacimiento un carácter de destino insoslayable. Como si la valía personal no fuese importante. Como si fuese buena idea perder votos y provincias debido a una mala ubicación de los elegibles. Como si los anticapitalistas fuesen heroicos kamikazes de salón. Pero no; todos mienten, y por eso ahora Teresa Rodríguez se va a presentar por la provincia de Málaga y Maíllo se va a presentar por Sevilla.

Y sus votantes de primarias tragan y seguirán tragando porque no les importa que les mientan, siempre y cuando les mientan los suyos. Imagino que tenemos lo que merecemos.

A no ser que nos pongamos de acuerdo nosotros y solo votemos a los que no mientan.

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