El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) ha atendido durante el año 2017 a 545 menores, 341 niños y 204 niñas, en su Servicio de Atención Psicológica a Hijas e Hijos de Mujeres Víctimas de Violencia de Género, un programa que la Junta de Andalucía presta desde 2009 al considerar a los hijos víctimas directas del maltrato machista.
Este dato, según la directora del IAM, Elena Ruiz, muestra la "evidente vulnerabilidad" que sufren estas víctimas. Por ello, la directora ha vuelto a pedir al Gobierno central "máxima celeridad" en la aplicación legislativa del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, aprobado en el Congreso de los Diputados el pasado año, y que contempla evitar la custodia compartida en los casos de violencia de género e imponer la suspensión del régimen de visitas en todos los casos en los que el menor hubiera presenciado, sufrido o convivido con manifestaciones de violencia.
La directora del IAM ha lamentado "la desprotección ante la que se están encontrando" y ha recordado que el pacto, refrendado en el Parlamento español, contempla "las modificaciones legislativas necesarias para otorgar seguridad a las víctimas menores" de violencia de género, incluso encontrándose éstas en situaciones de jurisdicción internacional, en línea con el reciente Convenio europeo de Estambul, compatible con el Convenio de la Haya y de carácter obligatorio para los estados miembros de la Comisión Europea.
Desde su puesta en marcha en 2009, el Servicio de Atención Psicológica a Hijas e Hijos de Mujeres Víctimas de Violencia de Género ha llegado a 4.200 menores víctimas de la violencia vicaria. Sólo en 2017, se han atendido a 545 menores y a 371 madres. Por edad, 296 menores tenían entre seis y diez años; 155 entre 11 y 14; 71 menores de 15 o más años y 23 de menos de seis años.
Por provincias, en Sevilla se han atendido a 99 menores, seguida de Málaga (97); Jaén (95); Almería (72); Córdoba (60); Cádiz (53); Huelva (37) y Granada (32).
Se trata de un programa que el IAM presta para mejorar el bienestar psicosocial y atender las necesidades socioeducativas de los hijos víctimas, de entre seis y 17 años, con el fin de "aumentar su autoestima, resolver conflictos psicológicos derivados de su situación, potenciar actitudes y comportamientos empáticos, así como eliminar los estereotipos y prejuicios de género".
Con respecto a las madres, se les enseña a identificar señales de alarma previas a la reproducción de conductas violentas, a mejorar las relaciones entre madre y menor y a orientar sobre las pautas educativas más adecuadas a cada edad.
El programa, que se prestaba inicialmente en los centros provinciales del IAM, ubicados en las capitales, amplió en 2014 su cobertura, "acercándolo a las zonas más alejadas y con mayor demanda de atención, ahorrando tiempo y costes de desplazamiento a las personas usuarias".
Los menores que, desde edades muy tempranas, están expuestos a la violencia de género en sus hogares corren el riesgo de reproducir esos patrones o sufrir secuelas que lastren el resto de su vida, según ha apuntado el IAM. A ello se añaden los problemas derivados del derecho del maltratador a los regímenes de visita, que puede dar lugar a que el menor se convierta en víctima directa como instrumento de daño del agresor hacia la madre (violencia vicaria).