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El jardín de Bomarzo

El sentido de la noticia

Los cambios tecnológicos están modificando de manera brusca la convivencia entre personas y familias

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  • El jardín de Bomarzo. -

"No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo". La frase se le atribuye a Voltaire, pero en realidad su autora fue Evelyn Beatrice en 1906 en la obra The friends of Voltaire.

Igual que la droga a principios de los ochenta, el sexo sin control porque el amor era libre durante esos años y posteriores, el consumo de tabaco pregonado por un cowboy a lomos de jaco o tantas otras cosas innovadoras y modernas acarrearon consecuencias fatales para la sociedad consumidora décadas después, hoy vivimos una en la que los cambios tecnológicos están modificando de manera brusca la convivencia entre personas y familias y desconocemos hasta qué grado la automatización de la vida acarreará consecuencias, seguramente negativas. Internet, redes sociales, dispositivos diversos nos obligan a estar conectados de manera permanente y sentimos pánico ante una desconexión momentánea por olvido o avería. Pánico de quedar al margen de un mundo que gira deprisa. La información que produce el planeta se recibe en tiempo real, proceda de un misil en Corea, del último disparate de Trump o del que ha roto en botarate como es Puigdemont, o aquella más cercana como un anciano a la deriva flotando en El Puerto o lo que acontece en tu ciudad; fluye rápida por diferentes canales y sin intermediarios fiscalizadores y eso se ha convertido en una mina para la industria de la mentira, aquella que tergiversa, manipula o inventa con el único objetivo de deformar la realidad. Son las fake news, que vienen a ser las mentiras de toda la vida que nombradas en inglés se presentan en formato/pack profesional y que ahora han encontrado en redes como facebook o twiter el motor ideal para expandirse como la pólvora entre una sociedad poco dispuesta a corroborar lo que es verdad y lo que no y propensa a la coprofilia, que es buscar siempre comunicar el escándalo, lo feo. Lo advierte hasta el Papa Francisco, ésta es una de las cuatro tentaciones que afectan de manera seria a los medios de comunicación junto a la calumnia, la difamación y la desinformación.

Coprofagia. Se entiende por la ingestión voluntaria de heces. Solo en ocasiones esporádicas se da en humanos, denominándose entonces coprofilia. Aunque lo habitual es que se de en insectos que no pueden subsistir utilizando otra fuente de alimento. Es decir, seres vivos incapaces de nutrirse de otra cosa que no sea lo que viene siendo mierda y, dice el dicho, somos lo que comemos.

¿Hasta cuándo vamos a soportar ser el juguete de la industria de la mentira y en qué tipo de persona te convierte el engaño continuado? Una noticia falsa, y esto está provocando alarma en las principales redes sociales porque saben que para ellos es un cáncer expandido y mortal, es aquella que difunde un bulo haciéndose pasar por una de verdad y lo hace en la idea de obtener un beneficio, usando una página web o citando un medio aparentemente serio para presentarse como cierta y aunque siempre han existido hoy causan estragos porque la industria de la mentira es capaz de inventarla por la mañana y gracias a las redes introducir un cita o referencia en el telediario de la noche. Y por este hecho empiezan a pagarse grandes sumas de dinero; una cosa es la mentirijilla interesada tan habitual en política cuando se difunde un embuste sobre adversario o compañero para causarle daño y otra es elevar eso a categoría profesional y contratar a expertos para tan malévola causa -en el ámbito local, ya hay partidos que controlan webs o blogs e introducen información manipulada diaria a través de terceros para expandirla y sesgar la opinión pública-.

¿Cómo nos deforma el engaño? Hay que tener en cuenta que nuestra manera de ser, pensar o actuar es fruto de un cúmulo de informaciones que a diario recibimos y gracias a las cuales vamos perfilando nuestro pensamiento sobre un sin fin de situaciones, pero si parte de la información que recibimos es confusa, manipulada o, directamente, falsa, inevitablemente se desarrollan personas peores. Quizás a quien se sabe un mal bicho, o bicha, no afecte la fatal deriva.

El periodismo de datos está en coma y en la UVI. La falta de corporativismo en el sector y la carrera por quedarse con el mayor número de usuarios en internet ha lanzado el oficio al abismo al acostumbrar al cliente/usuario a obtener toda la información gratis y al instante, que por ello debe pagar el precio con la mucha basura que acompaña. Para el periodismo actual comprobar fuentes se limita en buena parte a consultar enGoogle, donde anida el engaño promovido por todos aquellos que tienen un interés y un fin, también escasos escrúpulos, y usan los medios gratuitos a su alcance para sembrar el camino de falsedades donde cobijar sus intenciones. Algunos eruditos en comunicación ya hablan de las fake newscomo “terrorismo de perfil bajo” y las nuevas "armas de destrucción masiva", la posverdad, que es una mentira emotiva mediante la cual se moldea la opinión pública apelando a las emociones y no a los hechos objetivos -lo vemos exactamente hoy con las detenciones en Cataluña cuando algunos se escandalizan y, de paso, a sus huestes y no se detienen en unos hechos de extrema gravedad cometidos por esta trama organizada y golpista y ante los que la justicia debe actuar con contundencia-; de hecho, ya existen iconos en redes como facebook que identifican una noticia como cierta. Es decir, identifican la verdad, que en este mundo de la inmediatez cada día parece menos presente porque a diferencia de antes hoy la mentira tiene las patas muy largas porque es más morbosa, lucrativa y se nutre de esa adicción humana en crecida a la coprofilia.

Resulta llamativo lo barato que resulta mentir. Y el ejemplo más palpable está en la política, donde no solo es un recurso habitual sino casi necesario para prosperar electoralmente porque es sabido que el votante tiene memoria pez. No de todos los políticos, bien es cierto, generalizar sería incorrecto y de hecho el presente nos está mostrando a políticos serios, honrados y capaces, aún con legítimas posiciones enfrentadas, y a otros directamente manipuladores y ridículos y resulta bastante sencillo identificar a cada cual. Como ejemplo, Cataluña, que es el monotema, donde diversos actores interesados del independentismo han usado y promovido la mentira para arengar a sus masas y mediante sus canales divulgativos expandir una realidad paralela y al Gobierno le ha costado, le cuesta, separar la verdad de la mentira porque el mentiroso, tanto el que se camufla en las redes como el que transita por los pasillos de cualquier institución, sabe bien tres cosas: es muy barato, apenas penaliza y para cubrir una mentira basta con poner otra más gorda encima para seguir obteniendo el interés del pobre incauto. Incluso existen en redes sociales procedimientos con orden numérico para identificar si una noticia es falsa.

Es posible que todo esto tenga consecuencias en el desarrollo de una sociedad cada día más descreída, como las tendrá la propia convivencia de las familias que sentadas a la mesa, y todos guardamos imágenes en la retina, juegan, hablan o leen pero lo hacen al móvil; o, tal vez, resulte que esta sociedad nuestra es más madura de lo que aparenta y a pesar de todos los ataques informáticos e informativos es capaz de sacar conclusiones próximas a la verdad cuando forma su estado de opinión sobre cada asunto. Porque, al margen de palabras o textos, identifica el sentido de la noticia, lo realmente importante de lo banal y aunque premie lo inmediato, valore lo esencial. Habrá que confiar en eso.

 

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