Hace unos días pude escuchar a Antonio Hernando, el portavoz del Partido Socialista en el Congreso de los Diputados (sí, el tío de las gafas azules), hablar con su relación con Pedro Sánchez, el que fuera su jefe de filas antes de su defenestración, ¿le recuerdan? (modo ironía on). Pues bien, Antonio Hernando contó que su relación con el susodicho Sánchez es buena, si bien no hablaban desde que votó en la sesión de investidura que convirtió a Mariano Rajoy en presidente del Gobierno. Me da que pensar que esa relación entre ambos ya no es tan buena como afirmaba tras la montura azul de sus gafas.
Pero lo que más me llamó la atención, quizás lo menos importante de la entrevista a la que le sometía Susana Griso, es que indicó que su mujer y él pensaban celebrar próximamente un bautizo civil de su hija, para el que habían elegido a Pedro Sánchez como padrino. Y esto me dio para pensar en estas líneas.
Entiendo que “bautizo” es la acción de “bautizar” que a su vez es la administración del sacramento del “bautismo”. Según la Real Academia Española, el Bautismo es el “Primero de los sacramentos de muchas Iglesias cristianas, que se administra derramando agua sobre la cabeza o por inmersión, y que imprime el carácter de cristiano a quien lo recibe.”
Por otro lado, el término “Padrino” la RAE lo define en su primera acepción como “Hombre que presenta y asiste a una persona en el bautizo u otro sacramento cristiano”. También lo acepta como “Jefe de una organización mafiosa”, pero no entremos en eso...
¿A qué me lleva todo esto? Pues simplemente a pedirle al de las gafas azules que, si no es mucha molestia, no utilice términos que relacionen a la celebración que quiere ofrecer a su hija con lo que en realidad no va a ser. Estos señores, que tanto hablan de laicidad del estado, terminan por tomar de la religión cristiana aquello que sí les interesa, como es el hecho de un “Bautizo” al que le añaden la coletilla de “Civil”. No, señor mío, eso no es un bautizo. Un bautizo es otra cosa.
El castellano es rico. Le ofrezco mi ayuda por si desea encontrar otro término que se asocie o defina más concretamente esa celebración gozosa del nacimiento de su hija. Pero no la llame bautizo, porque no lo es.
Admito que su felicidad y la de su esposa “civil” con su hija sea enorme y que a ésta le quieran dar lo mejor de lo mejor, como cualquier padre que se precie. Pero no confundan. El término “Bautizo Civil” no existe.