Bautismo civil
Hasta ahora, el bautismo se extendía sensu stricto como un rito iniciático que implica purificación...
Hasta ahora, el bautismo se extendía sensu stricto como un rito iniciático que implica purificación. Para el cristiano, es un Sacramento que, al dispensar del pecado original, abre las puertas de la Iglesia al neonato. Etimológicamente el verbo griego baptein significa inmersión o zambullida (en agua). Concedamos que, en un sentido lato, la acepción tiene otras aplicaciones: por ejemplo, "bautismo de fuego" para los soldados que por primera vez entran en combate.
Recientemente he conocido una nueva nomenclatura, en la que se habla del bautismo civil. Uno de sus primeros ejemplos ha sucedido en el municipio malagueño de El Borge. Andalucía, de nuevo pionera en dislates. El pequeño David Rando ha sido objeto de esta ceremonia a los acordes del Himno de la Alegría de la Sinfonía Coral de Beethoven. Ofició en el acto el alcalde Ponce, que leyó unos artículos de la Carta Europea de Derechos del Niño, llevándose a cabo la inscripción del protagonista en el Registro Civil. El Concejo se mostró generoso, obsequiando a los familiares con flores, vino moscatel y pasas. El contento general culminó este acto. Un acto que, cómo no, se ha repetido a los pocos días en el Ayuntamiento de Madrid, bajo la batuta del conocido concejal Pedro Zerolo. Fue bautizado de tal guisa un hijo de Cayetana Guillén Cuervo, quien, por cierto, se ha mostrado indignada ante los comentarios desfavorables de Mariano Rajoy.
El bautismo civil está ubicado en la misma línea que el matrimonio entre sujetos del mismo sexo. E igual que tal coyunda -todo lo digna y legal que se quiera- no parece apropiado reciba el calificativo de matrimonial, tampoco resulta aceptable calificar el acto social de inscripción del nuevo nacido como bautismo; ni siquiera desde el punto de vista etimológico, ya que el agua purificadora brilla por su ausencia y solamente hay vino y rosas. A partir de ahí, Cayetana y cualesquiera que opten por esa ceremonia, son dignos de respeto.
Es obvio que tales iniciativas deponen todas en igual sentido. Zapatero no ha ocultado sus intenciones cuando ha dicho que "en democracia hay que respetar todas las maneras de entender la mooral". Eso se llama relativismo, del que ya he hablado en alguna otra ocasión. Y me recuerda una famosa frase del genial Groucho Marx: "¡Estos son mis principios!...pero si no le gustan, tengo otros".La moral del presente, como el arco iris, tiene una gama muy variada de colores. Desgraciadamente, este pensamiento, impuesto por el laicismo militante del actual gobierno, está en progreso.
Recientemente he conocido una nueva nomenclatura, en la que se habla del bautismo civil. Uno de sus primeros ejemplos ha sucedido en el municipio malagueño de El Borge. Andalucía, de nuevo pionera en dislates. El pequeño David Rando ha sido objeto de esta ceremonia a los acordes del Himno de la Alegría de la Sinfonía Coral de Beethoven. Ofició en el acto el alcalde Ponce, que leyó unos artículos de la Carta Europea de Derechos del Niño, llevándose a cabo la inscripción del protagonista en el Registro Civil. El Concejo se mostró generoso, obsequiando a los familiares con flores, vino moscatel y pasas. El contento general culminó este acto. Un acto que, cómo no, se ha repetido a los pocos días en el Ayuntamiento de Madrid, bajo la batuta del conocido concejal Pedro Zerolo. Fue bautizado de tal guisa un hijo de Cayetana Guillén Cuervo, quien, por cierto, se ha mostrado indignada ante los comentarios desfavorables de Mariano Rajoy.
El bautismo civil está ubicado en la misma línea que el matrimonio entre sujetos del mismo sexo. E igual que tal coyunda -todo lo digna y legal que se quiera- no parece apropiado reciba el calificativo de matrimonial, tampoco resulta aceptable calificar el acto social de inscripción del nuevo nacido como bautismo; ni siquiera desde el punto de vista etimológico, ya que el agua purificadora brilla por su ausencia y solamente hay vino y rosas. A partir de ahí, Cayetana y cualesquiera que opten por esa ceremonia, son dignos de respeto.
Es obvio que tales iniciativas deponen todas en igual sentido. Zapatero no ha ocultado sus intenciones cuando ha dicho que "en democracia hay que respetar todas las maneras de entender la mooral". Eso se llama relativismo, del que ya he hablado en alguna otra ocasión. Y me recuerda una famosa frase del genial Groucho Marx: "¡Estos son mis principios!...pero si no le gustan, tengo otros".La moral del presente, como el arco iris, tiene una gama muy variada de colores. Desgraciadamente, este pensamiento, impuesto por el laicismo militante del actual gobierno, está en progreso.
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