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El fondo Waddell toma el 5,5% de la filial Yield tras descartar la ampliación de Abengoa

La decisión de invertir en Atlantica Yield, donde Abengoa ha volcado sus activos estrella desde 2014, es otra muestra de que esta filial actúa como refugio tras la crisis de la matriz. Waddell&Reed, con sede en EEUU, fue uno de los potenciales participantes en la fallida ampliación de capital

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  • planta de atlántica yield -

Abengoa Yield, la filial de Abengoa en la que la empresa ha estado volcando sus mejores plantas solares, desaladoras y proyectos energéticos desde que la sacó a cotizar a la bolsa de EEUU en 2014, se confirma como parte clave del futuro del grupo. Tras servir de refugio a Santiago Seage, el exconsejero delegado de Abengoa que estuvo apenas seis meses en el cargo y dimitió tras fracasar la ampliación de capital de 650 millones que la abocado al preconcurso, ahora es también la empresa que atraer a los inversores internacionales. No obstante, Waddell también también ha tomado en torno al 5% de la matriz Abengoa, en un movimiento que fuentes cercanas a la compañía entienden que es pactado: entrar en la filial más valiosa pero apostar también por la matriz en preconcurso cuyo valor se ha derrumbado (Abengoa vale hoy en bolsa menos de cien millones de euros, frente a los 1.220 millones de Yield).

Así ha ocurrido con el gran fondo de inversión estadounidense Waddell&Reed, que el viernes anunció que ha comprado 5,51 millones de acciones de Atlantica Yield (el nuevo nombre de la filial con el que intenta distanciar se su insolvente matriz). Ello equivale a una participación del 5,5%. Waddell, con sede en Kansas, habría pagado en torno a 67 millones de euros por esa participación al precio de cierre de la acción el pasado viernes (12,2 euros).

Justamente Waddell&Reed es uno de los inversores a los que la empresa tanteó para que acudieran a la ampliación de capital de 650 millones lanzada en agosto, y que fracasó y abocó a la compañía a presentar el preconcurso de acreedores el 25 de noviembre. No fructificó ni la ampliación ni la negociación con el grupo Gestamp para que fuera el socio industrial que salvara a la empresa.

Precisamente a esa ampliación, Waddell iba a acudir con 65 millones, casi lo mismo que vale ahora su participación en Yield. El fondo atesora este porcentaje de la filial cotizada en el Nasdaq de EEUU desde final de 2015, pero ha comunicado ahora esta participación atendiendo a los plazos regulados para hacerla pública. El título de Yield cerró el año 2015 a un precio de 17,1 euros, por lo que su valor ha descendido un 28,6% en lo que va de este ejercicio.

Limitaciones

Waddell&Reed es un veterano fondo de inversión con sede en Kansas, fundado en 1937 y que a cierre de 2015 gestionaba participaciones en empresas por valor de 104.000 millones de dólares (92.400 millones de euros).

Apostar por Yield, en cualquier caso, no está exento de riesgos ya que aunque haya cambiado de nombre, su ligazón con la matriz sigue siendo clave desde varios puntos de vista. Primero, por la presencia en la empresa no sólo de Seage -hombre de confianza de Felipe Benjumea, expresidente ejecutivo y presidente de honor de Abengoa-, sino también de un cuñado del propio Benjumea, hermano de su mujer, que fue contratado en el área financiera de la empresa.

Este área financiera ha estado además huérfana de director cuatro meses, desde septiembre hasta enero, tras la dimisión fulminante de Eduardo Soler y hasta el fichaje de Francisco Martínez-Davis.
Junto a ello, la quiebra de varias empresas de Abengoa en Brasil, en una de las cuales tenía participación Yield, va a rebajar el beneficio que esta última pactó recibir anualmente de esa sociedad brasileña de 2014 a 2019 (unos 17 millones de euros). Yield recortará el dividendo que pague a Abengoa en la misma cantidad que deje de percibir.

Fallece el socio crítico

José Luis Aya Abaurre, miembro de una de las familias fundadoras de Abengoa y en los últimos meses el único accionista que públicamente ha levantado la voz contra la gestión de Felipe Benjumea, falleció la semana pasada en Sevilla. Aya Abaurre era consejero de la empresa desde 1983 y su rama familiar estaba representada en Inversión Corporativa (IC, que posee aún el 51% de Abengoa) a través de la sociedad Inayaba.

Tras reclamar mejoras en el gobierno corporativo de IC en los últimos meses del pasado año, cuando la empresa entró en grave crisis y se declaró en concurso, Benjumea le retiró su confianza a José Luis Aya y le dejó sin el cargo de consejero delegado de IC que venía ostentando. Felipe Benjumea se quedó como presidente y único consejero con poder ejecutivo en IC.

Aya Abaurre solicitó que se mejorara la fórmula de designación de consejeros de IC en Abengoa, cara a la junta extraordinaria de IC que se celebró en Madrid el 4 de diciembre. En ese momento ya era evidente que IC tendría difícil seguir controlando la compañía. De hecho, la propia sociedad patrimonial de las cinco familias propietarias también ha presentado preconcurso, como Abengoa.

En esa misma junta, Benjumea decidió dar más poder a su sobrino Rafael Benjumea, exjefe de la firma Fotowatio.

Regreso a la Audiencia Nacional

Felipe Benjumea, expresidente de Abengoa y aún presidente de honor de la empresa, vuelve el martes 16 a declarar en la Audiencia Nacional doce años después de tener que hacerlo por el caso Xfera, que fue finalmente archivado. La misma situación que vivirá el exconsejero delegado, y hoy alto directivo del fondo americano Blackrock, Manuel Sánchez Ortega, que también estuvo imputado en Xfera.

Ambos declararán en calidad de investigados (nueva denominación legal de la imputación) ante la juez Carmen Lamela, que les interrogará en relación con la comisión de un delito de administración desleal. Lamela admitió el pasado 18 de noviembre, con el informe favorable de la Fiscalía, la querella presentada por dos propietarios de bonos de Abengoa que atribuye a Benjumea y Sánchez Ortega delitos de administración desleal e imputan además a este último otro de uso de información privilegiada. Blackrock apostó a la baja por las acciones de Abengoa tras dejar Sánchez el puesto.

Los bonistas se querellaron contra ambos porque entienden que buscaron su “propio beneficio y lucro personal” al concederse indemnizaciones millonarias en lugar de “salvar a sus miles de inversores”.
Los querellantes denunciaron que Benjumea se llevó una “exorbitante” indemnización por importe de 11,4 millones de euros a final de noviembre, dos meses antes de presentar preconcurso. Sánchez Ortega, que dejó la empresa en mayo pasado, percibió, por su parte, una “contraprestación post-contractual” de 4,48 millones. La juez impuso a ambos fianzas por valor de esas indemnizaciones.

Mientras Benjumea ha visto cómo el juzgado le embargaba casas en Andalucía, vehículos, cuentas y hasta un ciclomotor, tras rechazar la juez una póliza de seguro que cubría esa fianza y que pagaba Abengoa, a Sánchez sí le ha aceptado una póliza.

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