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El estado de la nación

¿Queréis saber cuál es el auténtico estado de la nación? No es, desde luego, el que determinan en sus puestos los políticos que nos desgobiernan...

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¿Queréis saber cuál es el auténtico estado de la nación? No es, desde luego, el que determinan en sus puestos los políticos que nos desgobiernan. Lo tendréis más claro leyendo la prensa de cada día, la que nos regalan los medios de comunicación, las TV que ahora “no van a tener publicidad” (veremos de dónde van a sacar para mantener sus vidas cómodas de asentados en la mamandurria oficial, que mucho me temo que sea, una vez más, de los impuestos con que se nos castiga).

Leed, leed la prensa y tal vez saquéis conclusiones del castigo que al parecer merecemos:
Nos dice Rodríguez que va a regalar un ordenador a cada niño en las escuelas: en total, 422.000 ordenadores que serán dotados con dos sistemas operativos: el Windows de Billy Gates y el gratuito de Linux. Y me pregunto muchas cosas: ¿Por qué a las escuelas sí y no a los juzgados, que tan necesitados están de una modernización y de dejar ya los sumarios cosidos con cuerdas? ¿Por qué gastar en regalar a Gates algo así como 76 millones de euros (suponiendo que ante tal cantidad de compra, don Guillermo se prestase a vendernos su sistema para los escolares a 180 euros/unidad, que ya es suponer)? ¿No sería el momento más oportuno de enseñar a los niños a usar un sistema gratuito que no les va a ocasionar gastos en el futuro? Pero bueno: tampoco tiene gran importancia porque hemos de suponer que será una más de las promesas incumplidas de este gobierno que nos vapulea.

En ese teatrillo que organizan de vez en cuando los políticos y que denominan pomposamente El Estado de la Nación nos dice Rajoy que hay más de 4 millones de parados y que ese es el auténtico estado de la nación. Y se descuelga Zapatero con que está jaleando las cifras de parados porque se sirve de la crisis para escalar puestos políticos (para ellos, eso quiere decir que está ganando votos). Y nadie se atreve a responderle que lo malo de los parados es que existan y se reproduzcan con la celeridad con que lo hacen; y no si se sirven de ellos para una u otra cosa; y que lo único urgente es acabar con este brutal incremento que supone hambre para muchos, economía sumergida para los más y problemas de vida para todos.

Dice Rodríguez que el Gobierno va a subvencionar la compra de coches y a recortar la desgravación por viviendas a las rentas más altas. Y me pregunto: ¿Sabe usted lo que son las rentas más altas, dónde se esconden y cómo se manejan para evitar eso de los impuestos? Y ¿por qué va a subvencionar al sector del automóvil? Disminuya los impuestos a los niveles a los que deberían de estar a estas alturas y se comprará coche quien realmente lo necesite; y el que no alcance, comprará unidades usadas que salen mucho más baratas. Déjese ya de dar nuestro dinero a la banca, a los municipios y a los sectores que usted elige; y déjenos a nosotros que determinemos a dónde han de ir a parar esos fondos que tanto necesitamos y que siguen siendo nuestros. No solamente se lo dieron a la misma banca que había producido la crisis, sino que permitieron el desmadre de que se guardasen secretos inadmisibles y no se declarase a quienes habían ido y en qué se habían gastado: que no precisamente en destapar la congestión del crédito, el cual sigue sin aparecer; incluso se ha visto que han repartido fuertes dividendos y que han ofrecido sabrosos bonos a sus empleados de altura. Ahora, cuando más problemática es nuestra situación, también tenemos que rescatar al sector del automóvil cuyos fuertes rendimientos se conocen.

Un abogado guatemalteco anticipa su asesinato en una cinta en la que acusa al presidente de aquella república involucrándolo en el tráfico de la droga. Y nadie mueve un hilo para que al menos se ponga en claro el asunto.
Mientras tanto, seguimos llenando páginas y páginas (o pantallas y pantallas) con lo del fútbol (estos rojos de manga estrecha achacaron al anterior régimen que nos entretenía con ese deporte para apartar nuestra mirada de la política: ¿qué dicen ahora de este asunto?). Y se permiten ofender a la Corona que representa al país y al himno que tantos queremos y respetamos porque la política que sí se puede hacer es la de la ofensa a la nación y a sus señas de identidad.

La hemorragia humana del aborto, cuando estamos ya en 1,3 hijos por mujer, lo cual acabará pronto con España (parece que es la mejor forma de acabar con ella) continúa siendo la maquinaria oficial con la que se han de matar cientos de miles de niños. Y, al mismo tiempo, Corbacho, desde su mirador de Trabajo, nos dice que la única solución que atisba para garantizar las pensiones es la del fomento de la natalidad. Si no fuese trágico, sería para echarse a reír.

Y nos cuentan un chiste sobre los piratas apresados por una fragata española en aguas de Somalia: de repente es delito y se les va a juzgar; al momento, no tenemos por qué juzgarlos y se los vamos a entregar a su país de origen del que sabemos que está propiciando el asunto. Ignoramos si el bueno de Garzón recordará la que nos montó con la petición de extradición de Pinochet.

Han sido absueltos diez islamistas acusados y condenados en lo del 11-M por anulación de parte de la instrucción de Garzón. ¿Hasta cuándo nos va a tomar el pelo ese señor que se sienta en la Audiencia y que resulta incombustible a cualquier barbaridad jurídica? ¿Es ésta la independencia del poder judicial?.

Ahora, justicia quiere anular de la Audiencia y de Anticorrupción 20 millones de papeles. ¿Quién va a controlar qué papeles se eliminan? ¿Cree alguien que estamos en condiciones de una tan alocada carrera de eliminación cuando nos encontramos en pleno sistema de corrupción?.

Ercos y Fertiberia cierran en Huelva, con muchos miles de obreros destripados una vez más: ¿Hasta dónde vamos a llegar en esto de la destrucción de empleo?
Señores: esto parece El Caso de antaño.

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