No doy con los porqués jurídicos que tienen al borde del KO a los ex presidentes Chaves y Griñán, aunque estoy convencido del uso degradante que están haciendo aquellos que no consiguieron ganar las elecciones andaluzas. No es de recibo que se exijan sus cabezas a modo de trueque por la investidura de Susana Díaz, porque eso, como ha referido Chaves, se llama chantaje. Y mal empezaríamos si un partido que goza del apoyo mayoritario de los andaluces sucumbiese, por debilidad o por codicia, al juego de los chantajistas.
Los recién llegados a la política tendrían que saber esperar a que la Justicia hablase. Y no vale la milonga de que hay una responsabilidad política distinta a la jurídica, pues con esa artimaña lo único que se pretende es ocultar la debilidad de una oposición que carece de argumentario y que se mueve ajustando cuentas ya olvidadas.
Si Susana Díaz sucumbe a la tentación de entregar las cabezas de Chaves y Griñán en aras de la tan cacareada “gobernabilidad”, que no es otra cosa que llegar al poder como quiera que sea, la democracia habrá retrocedido de tal modo que algunos comenzaremos a plantearnos si el trabajo de tantos años mereció la pena. Así que no, no y no: Chaves y Griñán no pueden ser la cabeza de un Bautista al que Herodes degüella por exigencia de las Salomé de Podemos, PP y la franquicia legionaria de Ciudadanos.
Contra el chantaje sólo cabe la contundencia. Y si hay que ir a otras elecciones, pues se va. Pero con la cabeza alta. El futuro de Chaves y Griñán ya está escrito y la oposición andaluza lo sabe; de ahí que no se entienda la prisa con que exigen sus cráneos clavados en una pica, como si cobrarse las cabezas de los dos ex presidentes bastara para disimular el fracaso.
En el caso de Ronda, igual. Tanto el PP como el PA siguen idéntico esquema y se dedican a recrearse en el pasado vendiendo que todos los males tienen su origen en los gobiernos socialistas y, sobre todo, en la etapa en que Toti fue alcalde, obviando que ellos –ellas: Mari Paz e Isabel Barriga- llevan devengando trienios en el ayuntamiento tantos o más años que el concejal más duracell del PSOE.
Mienten una y otra vez, al tiempo que el nerviosismo se apodera de sus sedes a medida que las primeras encuestas comienzan a vaticinar un batacazo de tamaño sideral. Desvían la atención de sus fracasos e incumplimientos. Pretenden ocultar que no tenemos auditorías –externas- de las cuentas del ayuntamiento y que lejos del ultimar el PGOU, lo remataron… Y así todo y siempre a favor del poderoso o apostando por una Ronda que está perdiendo nivel en aras de iniciativas cuestionables –patillas, trabucos y faldillas de raso- que lejos de ser complementos en la economía de la ciudad se están convirtiendo en dogmas de fe, un todo y hasta tal punto que, digámoslo claro, el solo hecho de criticar “eventos” como Ronda romántica ya te procura la inquina de aquellos que sacan tajada de ella. Este modelo de gestión pueril y ramplón acabará en burbuja por exceso, que después de un “invento”, ya se sabe, viene otra ocurrencia, y cuando se abusa del tópico y se apuesta por el monocultivo del turismo más efímero y facilón, siempre, más temprano que tarde, se pagan las consecuencias.
La Ronda de los próximos años no puede ser ese logo hortera de faca y cuerno kukuxumusu que tanto daño hace a la imagen severa –y profunda- que fue reclamo de poetas y pintores. Lo nuestro es otra cosa: lo nuestro es Hemingway lejos de la Estafeta, embebido en la elegancia eterna del capote de Ordóñez entre brumas otoñales picadas de levante. De modo que o cambiamos el modelo y moderamos patillas y trabucos o seguiremos sumando parados a los seis mil que ya tenemos. En vez de tanta economía de purpurinas deberían incidir en el parquin del Barrio, por decir algo, o en el porqué arriman madera en la biblioteca de Bendodo después del “éxito” de las tablas del edificio del Mueble Rondeño. La semana próxima daremos la lista de incumplimientos y genialidades. Al completo.