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El Cádiz no puede con la tentación del acomodo y cae ante la Balona

El Cádiz no pudo evitar caer en la relajación. Normal, en un equipo ya campeón y con la mente puesta en preparar ya la fase de ascenso. Lo de ayer fue un conato de partido. Sin actitud ni tensión. La expulsión de Fragoso en el minuto 13 lo terminó de matar.

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  • La Balona se empleó con más intensidad que los jugadores cadistas, como ilustra esta imagen de Carlos Caballero. -
Pocas veces un equipo de fútbol tendrá tan pocos reproches por perder un partido como el Cádiz tuvo ayer y tendrá estos días. Con todo el pescado vendido ya y con la mente puesta en la fase de ascenso, el conjunto amarillo tuvo que afrontar ayer uno de esos partidos tontos que no sirven para nada y no pudo caer en la tentación de acomodarse. Jugando al 80 por ciento no pudo superar a una Balona que ya había descendido cuando por la mañana ganó el Lucena. Los cadistas se quedaron con un hombre menos antes del cuarto de hora y la losa del 0-1, la expulsión y la falta de tensión fue demasiado pesada para los amarillos, que aún así estuvieron cerca de empatar el choque en los compases finales.
Quizás había demasiadas consignas. Demasiados mensajes cruzados. La táctica de Javi Gracia de apelar a la opción de conseguir un récord de puntuación no surtió efecto. Los amarillos cumplieron con la tarea de limpiar de tarjetas a los jugadores al borde del castigo y de dar minutos a los menos habituales, pero se les vio en todo momento ausentes y fuera del choque. Todo ello, unido a que el viento hacía incómodo el fútbol hizo que desde el primer momento se viera claro que los amarillos afrontaban el choque como un encuentro de transición en espera de la fase de ascenso.
Pronto se le complicó el partido a los de Javi Gracia, que antes del cuarto de hora se quedaban con un hombre menos por la expulsión de Dani Fragoso en un riguroso penalti. Copi lo transformó y al Cádiz le tocó remar.
Javi Gracia movió el banquillo para restructurar sus líneas. Antes avisó a Fleurquin que iba a ser sustituído para que viera la cartulina amarilla que tenía que forzar para limpiarse de amonestaciones de cara a la fase de ascenso. En cuanto Arias Madrid se la enseñó David García recomponía la zaga y Caballero retrasaba su posición al medio centro.
El defensor entró frío y no tuvo suerte en sus primeros contactos con el balón, algo que lo terminó de descomponer. El Cádiz no encontraba la fórmula para darle un poco de ritmo al juego y el fortísimo viento tampoco ayudaba. Ahí empezaron a llegar las imprecisiones en la salida del balón y, en esa dinámica, el equipo amarillo comenzó a abusar del balón largo. Era la pescadilla que se muerde la cola. Balón largo, difícil control por el viento, balón corto, impreciones y pérdidas rápidas...
Los amarillos se fueron enmendando y poco a poco eran capaces de dar tres pases seguidos y así el juego fue ganando continuidad. Cuando aparecieron las bandas, el peligro en el área de David Pérez comenzó a llegar. Primero con un par de centros de Cifuentes desde la línea de fondo y luego un par de internadas por banda de derecha de Enrique y Cristian. Pero fallaba el centro.
Al borde del descanso Ormazábal dispuso de la ocasión más clara en una jugada de estrategia botada por Caballero, pero el viento modificó la trayectoria del balón y el argentino no pudo rematar bien cuando estaba solo en el borde del área pequeña. Fue lo último reseñable del primer tiempo del choque.
La reanudación no hizo si no empeorar las cosas. En un balón largo David García se empeñó en protestar fuera de juego y después le dio toda la ventaja a Copi. El algecireño ganó la línea de fondo y se la puso al recién entrado Joseph para que marcara. La acción disparó la desidia de David García en las siguientes acciones y la grada la tomó con él.
El Cádiz no conseguía medio entonarse y Javi Gracia prácticamente dio por perdido el choque para comenzar a darle minutos a más jugadores de los menos habituales. Primero fue Álvaro, que entró por Enrique. Luego entró Erice por Cristian, cuando el lateral cumplió con lo de ver la tarjeta amarilla.
Con el choque casi finiquitado, aún quedaba media hora de suplicio, dado lo que se estaba viendo en el terreno de juego y el estado de la tarde. Sin embargo, cuando el equipo amarillo casi deambulaba por el campo sin apenas pretensiones, una acción aislada se convirtió en penalti sobre Caballero que él mismo transformó. Eso animó al Cádiz.
Y más aún cuando nada más ver la quinta amarilla Cristian Javi Gracia lo sustituyó y el equipo amarillo pasó a jugar con sólo tres defensas, Erice por delante y Ormazábal y Caballero con total libertad para desengancharse. Los cadistas asumían riesgos atrás, pero acumulaban hombres arriba en busca del tanto del empate que permitiera al menos salvar un punto.
Toedtli lo pudo hacer en el 90, pero el colegiado apreció mano en su control y anuló el espectacular remate del goleador cadista. Fue la última oportunidad.
El Cádiz se marcha con una nueva derrota en su campo en un encuentro en el que no pudo darle la tensión necesario y se despide la posibilidad de alcanzar la puntuación del Levante de la temporada 1995-96, cuando se estableció la mejor puntuación de un equipo en la categoría de bronce bajo el actual formato de competición. En frente, la Balona se despide de Segunda B con un triunfo en el campo del líder. El primero que consigue el equipo linense en su historia en la capital gaditana.

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