Unos 200 discapacitados físicos, psíquicos y sensoriales podrán darse este verano de nuevo ‘Un baño sin barreras’ gracias a la iniciativa que por décimo quinto año consecutivo ponen en marcha durante los meses de julio y agosto el Ayuntamiento de Huelva, en colaboración con el Consejo Local de la Discapacidad, Cruz Roja y la Fundación ‘La Caixa’.
El programa ha sido inaugurado este martes en la playa cartayera de Nuevo Portil, donde se han dado cita los primeros 12 usuarios que han podido disfrutar de la iniciativa, además de los aproximadamente 25 voluntarios de Cruz Roja que la harán posible durante todos los martes, miércoles y jueves del verano.
También se han dado cita a orillas del Piedras, donde ha tenido lugar la presentación, el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez; la coordinadora provincial de Cruz Roja en Huelva, Charo Miranda, y el delegado territorial de ‘La Caixa’, Ignacio Blasco. Todos han coincidido en señalar las bondades de una iniciativa que permitirá que personas con discapacidad, algunas de las cuales no habían estado ni tan siquiera nunca en la playa, puedan incluso hasta darse un baño o pasear por la arena.
Y todo gracias a los tres vehículos especialmente adaptados para ello con los que cuenta Cruz Roja, que bajo el nombre de 'anfibuggy', posibilita que la persona discapacitada disfrute del baño con total seguridad, ya que es fácil de conducir y muy confortable y facilita el desplazamiento y la inmersión ya que flota. El vehículo dispone de tres ruedas para un mejor manejo por la playa, así como para la entrada en el agua.
Miranda también quiso poner en valor la labor de los voluntarios de Cruz Roja, que “hacen posible con su cariño y dedicación que estas personas pasen un día feliz en la playa y hagan realidad una acción como la de bañarse en el mar, que pese a ser muy natural para nosotros, para ellos es bastante complicada, y en algunos casos casi imposible por sus propios medios”.
Según también subrayó el primer edil onubense, unas 3.000 personas se han beneficiado en los últimos 15 años de una iniciativa que “nos produce una gran satisfacción” por permitir que el colectivo de discapacitados “puedan apreciar el placer de bañarse en el mar a pesar de sus dificultades”.
La iniciativa ofrece por otra parte un servicio integral ya que incluye la recogida del usuario en su domicilio y el transporte, para pasar una jornada completa de playa en grupos como máximo de 19 personas, con todo tipo de talleres y actividades de ocio y dinamización.
Para ello se instala una carpa en la playa, junto a uno de los puestos de socorro de Cruz Roja, con el objeto de ofrecer un lugar de sombra y prestar una atención rápida, en caso de emergencia, a los usuarios del proyecto. La carpa está dotada de sillas y mesas, así como de materiales de ocio, como juegos o aparatos de música, con el objetivo de ofrecerles no sólo actividades de desplazamiento y baño, sino también otras alternativas de ocio.
De esta forma, se ofrece una actividad de ocio y tiempo libre lo más normalizadora e integradora posible y dirigida de forma específica a este colectivo, fortaleciendo sus capacidades y reduciendo su vulnerabilidad.
En la pasada edición participaron 160 personas, además de 25 voluntarios, con distintos perfiles, como conductores, monitores, socorristas, o técnicos en discapacidad. La edad de los usuarios varió entre los 9 y los 90 años, presentando diversas discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales y siendo la proporción de mujeres, mayor que la de hombres atendidos.