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Aquí no pasa nada

El pasado sábado fue un día triste en lo deportivo por aquello que el Xerez dejó escapar en Chapín otros tres puntos...

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El pasado sábado fue un día triste en lo deportivo por aquello que el Xerez dejó escapar en Chapín otros tres puntos, ya el colchón de cinco con respecto al cuarto clasificado ha quedado reducido a sólo dos. Lo que es peor, se está formando un bloque de varios equipos que está al  acecho para meterse en posiciones de ascenso que al final, de seguir esto así será ocupado por equipos con mejores coeficientes de goles con respecto al Xerez. Esta situación tal vez haya provocado tristeza, lo deduzco por propia experiencia, pero mayor será la alegría cuando llegado el momento alcancemos por primera vez en la historia la Primera División. Será una gran satisfacción para todos los jerezanos y xerecistas que, incluso los que a buen seguro empujan desde el Cielo como Pepe Abrio, Augusto Ruiz de Bustamante, Pablo Porro, etc. –fundadores del Club– para lograr el tan ansiado ascenso.

Nunca creí, aunque me lo imaginaba, que se iba a echar tanto en falta al mago. Que me perdonen sus compañeros que jornada tras jornada tratan de hacer su labor lo mejor posible, es indudable que ha habido mala suerte y también muy buena providencia. El técnico Esteban Vigo en algunos momentos no ha estado muy acertado, me refiero –por no ir demasiado lejos en el tiempo– al pasado partido contra el Zaragoza, hizo esperar demasiado los cambios en la medular, una línea que había dado signo de agotamiento mucho antes de efectuarse los mismos. Personalmente, lo digo como aficionado, tampoco me gustó donde instaló a nuestro admirado Currito (Brian Sarmiento) pegado a la banda. En fin, no soy técnico –ni pretendo serlo–, estoy haciendo tan sólo un análisis no muy somero, muy por encina, nada negativo, y a toro pasado, pero que por eso no resultó erróneo.

En fin, que se ha perdido una batalla pero no la guerra. Tengo entendido que la recuperación de Viqueira va por buen camino y que pronto ojala esté de nuevo pilotando la nave xerecista hacia  buen puerto. Los aficionados deben de tener fe en el triunfo final, no deben arrojar la toalla; entre otras razones, porque no tienen grandes motivos para ello. Las conquistas se logran a fuerza de cercos y asedios así como jugando sin tantos miedos como se le observa sobre todo en casa. Esto tal vez pueda ser debido a que no se auto valoran algunos jugadores suficientemente poco convencidos de poder alcanzar la victoria. No se puede jugar con miedo de perder, más bien con euforia de victoria.

El Xerez está teniendo el santo de espaldas, incluso en pleno corazón de su junta directiva, como consecuencia de hechos desdichados. Por si fuera poco salta a la palestra nuevamente el tema de la venta del Club, o en su defecto caso de no lograrse, que aporte el actual propietario las cantidades precisas para un normal desenvolvimiento. Esto lo dijo la alcaldesa con más razón que la propia reflexión lógica ante una situación óptima en lo deportivo y que hay que cuidar como a un niño con paperas. Suscribo la misma opinión que doña Pilar. Otra cosa, las actuaciones personales y públicas de determinado directivo se debieron de tratar en la propia casa azulina. ¡Me cachis en la mar! Ahora que se ha logrado meter en Chapín a doce mil adicionados se va a empezar con un  nuevo mamoneo (con perdón). Tan  difícil es estar calladitos. A pesar de todo vamos a subir a Primera División. Aquí no pasa nada.

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