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El Gobierno andaluz protege como Zona Patrimonial la Cuenca Minera de Tharsis-La Zarza

El enclave, de 1.321 hectáreas, es uno de los principales referentes para el conocimiento de la evolución de la actividad metalúrgica en la comunidad

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  • Corta de Tharsis -

El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha acordado este martes inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la tipología de Zona Patrimonial, la Cuenca Minera de Tharsis- La Zarza (Huelva), uno de los principales referentes para conocer la evolución de la actividad minera en Andalucía.

La nueva zona protegida, con una superficie de 1.321,5 hectáreas, se reparte entre los municipios de Almonaster la Real, Alosno, Calañas, El Cerro de Andévalo, Gibraleón, San Bartolomé de la Torre, Villanueva de los Castillejos y Villanueva de las Cruces. El conjunto reúne bienes arqueológicos, arquitectónicos e industriales que ponen de manifiesto la huella de la minería en la comarca del Andévalo desde la antigüedad prerromana hasta su explotación en los siglos XIX y XX por compañías francesas, británicas y españolas.

La Cuenca Minera de Tharsis es el tercer Bien de Interés Cultural que se inscribe con la tipología de Zona Patrimonial, tras el paraje de Otíñar (Jaén) y el enclave minero onubense de Riotinto-Nerva. Esta figura de protección recogida en la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía tiene como fin preservar aquellos territorios y emplazamientos que integran bienes diversos y de diferentes épocas, además de ofrecer posibilidades de uso y disfrute para la ciudadanía.

La Zona Patrimonial declarada se distribuye en tres sectores: el complejo minero de Tharsis, con 841 hectáreas de extensión; el de La Zarza, con 401 hectáreas, y el antiguo ferrocarril que permitía la exportación del material (79,5 hectáreas). En los dos enclaves mineros se incluyen tanto restos arqueológicos como el legado industrial y arquitectónico vinculado a la actividad.

Entre los yacimientos, que atestiguan el temprano desarrollo de la actividad minera y metalúrgica en la comarca del Andévalo, destacan el prerromano de Pico del Oro y los romanos de Los Silillos, La Esperanza, Filón Sur, Huerta Grande y Camino de la Herrería (todos ellos escoriales); Filón Sur, Corta de Los Silos y Las Mesas (labores); La Sabina, La Algaida y Los Cepos (galerías), y Pueblo Nuevo, Barrio Modelo y La Peregrina (restos de hábitats).

Por su parte, las zonas de explotación minera de época contemporánea presentan diferentes formas de aprovechamiento que van desde la extracción a cielo abierto, representada en las cortas, hasta la subterránea identificada en pozos y galerías.

En la zona de Tharsis se protegen las cortas Sierra Bullones, Filón Centro, Filón Sur y Esperanza, con sus instalaciones mineras y otros elementos como los canaleos, la denominada Chimenea Gorda, la planta de tratamiento de oro y plata y los embalses Grande y Pino. A 3,5 kilómetros al noroeste de Tharsis, se incluye también la Mina de Lagunazo, donde destaca la corta del mismo nombre, el antiguo poblado del Alosnito, la zona de calcinaciones, los canaleos, el embalse y el depósito de agua.

En el enclave de La Zarza, la zona de explotación minera se circunscribe a la Corta de Los Silos, el Pozo Algaida y la Mina de Perrunal. Entre las instalaciones de la primera sobresalen el malacate del Pozo Número 4 y la planta de decantación de lodos. La segunda alberga un malacate, un embalse de canaleos, una planta de decantación de lodos y un polvorín, además del embalse Puerto León. De la Mina de Perrunal, que estuvo activa entre 1853 y 1969, se conservan el cargadero y la trituradora de mineral, la estación eléctrica, los dispositivos de almacenamiento de agua, la planta de decantación de lodos y algunos talleres en estado de ruina.

POBLADOS MINEROS

Asociados a todos estos enclaves, la Zona Patrimonial incluye los núcleos de población de Tharsis, Pueblo Nuevo y Lagunazo (entidades locales menores pertenecientes al municipio de Alosno) y La Zarza y Perrunal (dependientes de Calañas). Todos estos asentamientos fueron construidos por las compañías francesas e inglesas de forma rápida y sin planificación urbanística global. Las barriadas se levantaban conforme a las necesidades de mano de obra, sin solución de continuidad entre sí, y tan sólo el poblado de Lagunazo presenta una ordenación clara.

Los poblados mineros reflejan tanto la transposición literal de la pirámide social a su urbanismo como la adecuación a la orografía del territorio. La clase directiva se asienta en las cotas más altas y en las casas más grandes, y en el caso de Pueblo Nuevo aparece incluso segregada del resto del pueblo. La adaptación al terreno, que busca economizar al máximo la construcción, tiene algunas excepciones en intentos de ordenación como los del barrio semicircular de Tharsis.

Junto con las viviendas, los poblados conservan edificaciones vinculadas a la concepción paternalista de las compañías mineras, que trataban de cubrir algunas necesidades de los trabajadores. Entre estos inmuebles figuran el mercado, el casino minero, la iglesia, el hospital, el teatro, el campo de fútbol o la escuela.

Las construcciones se caracterizan por la sencillez arquitectónica, la rapidez de ejecución y la funcionalidad. La tipología más común es la de las denominadas cuarteladas, pequeñas viviendas dispuestas en hileras, de una planta y cubierta a dos aguas, donde se asentaba la clase trabajadora. A partir de este tipo básico, las edificaciones residenciales aumentan su complejidad conforme sube el escalón social, desde las adosadas con patio, las pareadas y los chalets hasta el modelo más completo y singular ejemplificado en la Casa del General Manager, en Pueblo Nuevo.

Para los directivos locales o para el ‘staff’ de las compañías extranjeras se siguen los patrones anglosajones aunque simplificados, con el jardín delantero, las grandes chimeneas de ladrillo, la proporción de huecos y la cubierta inclinada de tejas planas, como elementos característicos.

FERROCARRIL Y MAQUINARIA

Finalmente, el tercer sector de la Zona Patrimonial está integrado por 79,5 hectáreas correspondientes a los 104 kilómetros de líneas del antiguo ferrocarril que enlazaba los dos complejos mineros de Tharsis y La Zarza con el muelle embarcadero del Odiel en Huelva. Organizadas a partir de una vía principal y diferentes ramales conectados con las cortas y pozos, estas líneas están jalonadas por construcciones como cargaderos, estaciones, puentes y edificaciones de mantenimiento.

Además de los yacimientos arqueológicos y de todo este legado arquitectónico y minero-industrial, el decreto de inscripción de la Zona Patrimonial protege también un amplio conjunto de bienes muebles vinculado a ella, en su mayor parte integrado por maquinaria minera y ferroviaria, así como por los fondos documentales del Archivo Histórico Minero de Tharsis y el mobiliario de la biblioteca del casino minero de La Zarza. Entre otros elementos singulares, se incluyen antiguas locomotoras de vapor, vagones, motores, bombas hidráulicas, surtidores de combustible, excavadoras y máquinas de elevación.

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