El 31 de diciembre entró en vigor la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de las administraciones locales o, lo que es lo mismo, la tan traída y llevada reforma local. Falta poco para que cumpla dos meses de vida y los alcaldes y alcaldesas parecen estar silbando al cielo a ver si nadie se da cuenta y pasan rápidos los 15 meses que restan para los comicios sin tener que adoptar las medidas que la nueva ley obliga. Medidas que a los propios alcaldes del PP, en secreto, en un típico comentario de corrillo a lo “pa tí y pa mí”, no les gusta nada, sobre todo si han de aplicarlas en plena precampaña electoral y, ante ello, resoplan para acto seguido felicitarse porque al menos las medidas más duras se quedaron en el camino tachadas entre múltiples borradores.
Dudaba yo, apunto antes de continuar, en escribir hoy sobre la celebración del 28-F, un año más, Día de Andalucía en el que se conmemora el referéndum que en 1980 nos dio la autonomía y que, visto lo visto, tan buen resultado nos ha dado según actuales indicadores, pero como veo los actos institucionales tan chulos que para tal efecto se han programado y el amplio despliegue preparado por nuestra cadena autonómica donde para esos días no faltarán, menos mal y a Dios gracias, estrenos interesantes de cine, toros y carnavales, pues nada, me relajo y quedo tranquilo para hablar de otra cosa. No sin antes resaltar lo contento que estoy de ser andaluz en un día tan, tan, tan especial para esta mi bonita y consolidada comunidad. Yo es que ese día, de verdad, estoy feliz todo el rato, desde por la mañana muy tempranito. Hasta desayuno doble ración de pan de pueblo andaluz con andaluz aceite de oliva y todo por lo andaluz que durante la jornada me siento. Ponen toros y todo en Canal Sur, qué andaluz.
Compromiso ante Europa. El rescate de la banca solicitado por Rajoy a la Comisión Europea se materializó con un préstamo de 41.300 millones de euros, destinado a sanear entidades financieras a cambio de un duro plan de ajuste impuesto al Estado, más aún ante la necesidad de reducir el elevado déficit publico que en 2012 superó el 10 por ciento del PIB. Rajoy y Montoro tuvieron que comprometerse a un plan de reformas que mejorase las cuentas públicas en 65.000 millones de euros, de los cuales 39.000 millones en reducción de gastos y 26.000 en aumento de ingresos, todo ello controlado directamente por la Comisión, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional –FMI-. De los 39.000 millones de reducción de gastos, el compromiso fue que 8.000 millones corresponderían a las administraciones locales a través de una importante reforma, para lo cual se ha hecho la reciente Ley. La mayor crítica que a mi modo de ver se le puede hacer a esta Ley del PP es que su objetivo no ha sido mejorar la gestión municipal, reforzar su organización, corregir los problemas de financiación y, en definitiva, convertirlas en administraciones más eficaces y eficientes, no, su objetivo ha sido exclusivamente ahorrar y limitar la autonomía y esto pese a que poca gente sabe que las administraciones locales son el único nivel de administración pública que en 2012 y 2013 cerraron ejercicios con superávit, con lo que parece evidente que son las administraciones estatal y, en parte, las autonómicas las que deberían sufrir duras reformas con el ahorro como objetivo.
Las medidas. A partir del 31 de diciembre del 2013 los ayuntamientos no tienen competencia para prestar una serie de servicios que hasta ahora venían realizando, de entre los cuales los más significativos son los siguientes: actuaciones en materia de mujer o también llamadas de igualdad o género, tercera edad, juventud, infancia, defensa de los consumidores y usuarios, gestión de viviendas de renta libre, protección del medio ambiente, laboratorios, transporte público que no sea urbano, conservación de caminos y vías rurales, protección civil, desarrollo, impulso y fomento económico, formación, emprendedores, servicios empresariales, consejos económicos y sociales, participación ciudadana, escuelas de tauromaquia, de música o de policía local y mantenimiento de televisiones locales –y ahí es nada, no ha cerrado ninguna-. Además, a partir del próximo julio las competencias de inspección sanitaria pasan a la Junta, a partir de este año y hasta 2018 la Junta irá asumiendo un 20 por ciento cada año de las competencias relativas a salud, el 31 de diciembre de 2015 las competencias municipales de bienestar social sólo se limitarán a la evaluación e información de situaciones de necesidad social y la atención inmediata a personas en situación o riesgo de exclusión social, no teniendo competencias para el resto de actuaciones de ese ámbito, ni para centros de días, albergues, inmigración, etc y, por último, está pendiente de determinación cuándo dejarán de tener los ayuntamientos competencia en educación, salvo la participación en la vigilancia del cumplimiento de la escolaridad obligatoria, la cooperación con las administraciones educativas en la obtención de los solares necesarios para la construcción de nuevos centros docentes y la conservación, mantenimiento y vigilancia de los edificios de centros públicos de educación infantil, primaria o de educación especial. De esto va la Ley, que representa, para bien o para mal, un enorme tajo a las competencias municipales, que en los últimos 30 años se configuraron, en muchos de sus aspectos, como fundamentales para la ciudadanía.
Consecuencias. A la fecha, los ayuntamientos siguen prestando todos estos servicios como si tal cosa, encomendándose sus gobernantes a los santos o a los astros -según fe divina que cada uno profese- y confiando en que la intervención municipal, ahora configurada como brazo del control del Estado, tarde mucho en advertirlo y entre tanto puedan seguir tirando. Ya hay interventores con serios problemas con sus alcaldes a consecuencia de los informes que han debido emitir en contra de los gastos previstos para estos servicios, que, insisto, para este año están fuera de la competencia municipal. En algún caso se ha optado por no aprobar el presupuesto de 2014 para evitar tener que eliminar públicamente estos servicios y la pérdida de votos que seguro conlleva. Y el Ministerio de Economía, ¿qué va a hacer? ¿Silbará también a la espera de la próxima legislatura? Lo cierto es que hay una Ley, hay unos responsables de que se cumpla y hay otros de fiscalizar su cumplimiento, pero todos parecen más o menos de acuerdo en dilatar el proceso hasta el ya veremos mañana o hasta que alguien acuda a una fórmula al estilo de elaborar expedientes que acrediten que el ejercicio de estas competencias no pone en riesgo la sostenibilidad financiera y la estabilidad presupuestaria del consistorio y tampoco existe duplicidad con otras administraciones, algo difícil de justificar para quienes ya, de hecho, no tienen sus cuentas saneadas. Entre tanto, los ciudadanos espectadores, al menos entre toro y toro de esos bonitos festejos retransmitidos en días tan especiales como el de Andalucía y que a mí, repito, tan rebosante de felicidad me tiene, deben preguntarse, imagino, por qué se aprueban leyes que no gustaban a nadie para que nadie las cumpla, dando con ello una nefasta imagen al exterior y un deplorable ejemplo a un español de a pie que se ha habituado a que la mentira forme parte del escenario permitido diario y eso, con perdón, apesta: tanto como el humo que emana de la Ley antitabaco, acertada o no se aprobó y ella prohibía vender cajetillas salvo en estancos porque fumar es malo y, por ello, había que quitarse. Hoy, ante la consentida mirada de todos, se puede comprar tabaco de nuevo en todos los rincones del español callejero, gasolineras, bares, quioscos, a pesar de que fumar, que yo sepa, sigue siendo igual de malo. Es de risa. Vuelvo: Europa no va a olvidar el compromiso de ahorro de los 8.000 millones e interesante será conocer los distintos programas electorales municipales, de los cuales aquí, al menos, se dará cuenta. No valdrá de mucho, seguramente de nada, al menos de tan poco como las alegaciones por este jardinero presentadas a la Ley de la Transparencia y que obtuvieron como respuesta el políticamente recurrente silencio administrativo. Un largo y sonoro silencio. Si no fuera por la felicidad que me anuncia una tarde de rejones en los actos para celebrar el Día de Andalucía, mi día, en Canal Sur, mi tele y la de todos los felices y autonómicos andaluces, me invadiría el desasosiego por el trato recibido, pero no: además este año Canal Sur, solidaria como es y en la línea suya de “apoyar a jóvenes valores”, le da una bonita oportunidad nada menos que al rejoneador portugués Francisco Palha y a la francesa Lea Vicens desde Atarfe, Granada, en una contundente apuesta para reventar el share de la tarde. O sea. Qué bonito es tener toros en Canal Sur para estar entretenidos. No sé cómo voy a calmar nervios en estas horas previas al toque de clarines para este andaluz espectáculo en el que, confundido como estoy, no sé si me toca actuar de espectador o al final voy de cornudo y negro azabache bicho.
Nota. En tres acordes juntos de esa guitarra hoy muerta, con solo tres son suficientes, acompasados de un
quejío callejero sí llego a reconocer el alma de esta adormecida tierra.